Ventanas 2
Octubre 2010
Publicación online sobre la investigación de las obras de las Colección
Thyssen y Ketterer: Dos amigos y una colección
Marta Ruiz del Árbol
El 13 de abril de 1981 el barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza celebró su sexagésimo aniversario. Con este motivo recibió una felicitación muy especial de su viejo amigo, Roman Norbert Ketterer. En letras góticas y papel imitando pergamino el marchante de arte y su esposa le hacían llegar sus mejores deseos.
Bronzino y Cosme I de Médicis. El poder de una imagen
María Eugenia Alonso
Cosme I de Médicis, el primer Gran Duque de Toscana, nació en Florencia el 12 de junio de 1519. Su padre, Giovanni dalle Bande Nere, había sido un valiente comandante y su madre Maria Salviati, se había encargado de su educación. Se crió en Mugello, una localidad al norte de Florencia, y perteneciendo a una rama secundaria de la familia Médicis, nada hacía pensar que se convertiría en una de las figuras más importantes de la historia de Florencia.
Corot: La Soledad
Juan Ángel López-Manzanares
El cuadro de Camille Corot, La Soledad. Recuerdo de Vigen, Lemosín, adquirido por la Baronesa Carmen Thyssen-Bornemisza en 1999, es conocido por haber figurado en el Salon parisiense de 18661 y, sobre todo, porque Napoleón III lo adquirió para la colección de la emperatriz Eugenia de Montijo por la cuantiosa suma de 18.000 francos. No es mucho más lo que se sabe de él. Su simbología velada y el hecho de que hasta 1999 permaneciese oculto en diversas colecciones privadas, han contribuido a su carácter enigmático.
La Virgen de la aldea. La II Guerra Mundial y el rescate de las obras de Chagall
Clara Marcellán
La Virgen de la aldea aparece sobre el caballete, al aire libre, en un terreno pedregoso junto a una casa de campo. Alrededor de ella posan Marc Chagall, el pintor de la obra; Bella, esposa del artista; Hiram Bingham IV, el cónsul de los Estados Unidos en Marsella; y Varian Fry, el enviado del Emergency Rescue Comittee en Francia, y el único que no mira a la cámara, sino al cuadro.
“El arte sale al encuentro de la vida”
Blanca Uría Prado
En 1909 cinco pintores se unen para lanzar su desafío: Giacomo Balla, Umberto Boccioni, Carlo Carrá, Luigi Russolo y Gino Severini. Otra vez se proclama la decadencia y muerte del arte anterior y de nuevo la necesidad de libertad, de cambio. Sin embargo, como dice Christopher Green, pocas veces se igualó el nivel de compromiso en un movimiento como sucedió en Italia con el futurismo. Los futuristas comenzaron renegando del arte del pasado y terminaron renegando de su identidad anterior. El arte sale al encuentro de la vida.