Eva al desnudo

Teresa de la Vega

El cuerpo es «bueno para pensar». La consciencia que el ser humano tiene de sí mismo como una criatura corpórea está en el núcleo de su identidad. Pero el cuerpo no es exclusivamente una entidad biológica, también es una elaboración social, el lugar en el que confluyen las estrategias reguladoras del poder y los estereotipos de género que han conformado la cultura occidental.

Comienza en la planta baja

En el plano puedes ver destacadas las salas donde se encuentran las obras del recorrido

Auguste Rodin. El nacimiento de Venus (La Aurora).
Sala B
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Auguste Rodin

El nacimiento de Venus (La Aurora)

1906 - 1907

El presente itinerario se inicia con una de las esculturas que fueron encargadas directamente al artista por August Thyssen, abuelo del barón Hans Heinrich Thyssen, en 1905. Rodin es el último de los grandes románticos; con él concluye toda una época. Ningún artista del siglo XIX supo infundir al desnudo una carga expresiva tan potente como él, devolviendo a la escultura una grandeza que parecía haber perdido. Mira al pasado, hacia Miguel Ángel, aunque es bien consciente, como Degas, de la falta de vida del desnudo académico, demasiado artificioso.

La Crucifixión. Vitale DA BOLOGNA (Vidalino di Aymo de Equis)
Sala 1
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Vitale da Bologna

La Crucifixión

hacia 1335

Durante el Trecento se gestan nuevas corrientes que con los años desembocarán en el Renacimiento. Si bien sitúa a sus personajes sobre un fondo de oro, más propio de la tradición medieval, Vitale da Bologna intenta crear una sensación espacial convincente y dar cohesión a los dos grupos de figuras situadas a ambos lados de la cruz. Es de destacar la solución que el artista propone para identificar a los dos ladrones: un pequeño demonio se lleva el alma del malo, mientras que un ángel hace lo mismo con la del bueno. 

La ninfa de la fuente. Lucas el Viejo Cranach
Sala 9
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Lucas Cranach el Viejo

La ninfa de la fuente

hacia 1530 - 1534

En los albores del Renacimiento, los desnudos creados por Masaccio y Donatello se convertirán en algunas de las obras más significativas de la historia del arte. La figura humana recupera su centralidad, como medida de todas las cosas y sujeto privilegiado de especulación filosófica y representación artística. Más adelante, durante el manierismo, se asiste al triunfo del cuerpo en sí mismo, y las certezas del humanismo quattrocentista, que ve en la desnudez la más completa expresión de la perfección, van cediendo ante una visión múltiple.

Adán y Eva. Hans Baldung grien
Sala 9
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Hans Baldung Grien

Adán y Eva

1531

La primera mujer, Eva, es también la primera mujer que aparece desnuda en el imaginario cristiano. Nada nos habla más profundamente de la naturaleza y la condición humanas como un simple cuerpo desnudo. Así estaban nuestros primeros padres en el Paraíso, en un estado de inocencia primordial hasta que se perdió para siempre a consecuencia del pecado. A partir del momento en el que Adán y Eva tomaron conciencia de su desnudez, se instauró una dialéctica entre dicha desnudez y el pudor que impregna la cultura occidental. 

La muerte de Jacinto. Giambattista Tiepolo
Sala 17
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Giambattista Tiepolo

La muerte de Jacinto

hacia 1752 - 1753

Según el mito griego, Jacinto fue un bello efebo amado por el dios Apolo. Cuando estaban jugando a lanzarse el disco, la divinidad del viento, el celoso Céfiro, deseoso de matar al muchacho, desvió el disco, que aquí ha sido sustituido por unas pelotas y una raqueta de pallacorda, antecedente del tenis. 

De la sangre de la víctima brotó una flor, que ha sido identificada con la espuela de caballero o con el lirio, más que con la que hoy conocemos con el nombre de jacinto. La planta, metáfora de la muerte y renovación de la naturaleza, contiene una promesa de resurrección, aunque también cabe interpretar la peripecia vital de Jacinto como un trasunto de la pederastia en el mundo griego, pues esta práctica institucionalizada dictaba que la relación debía tocar a su fin en cuanto el joven amado alcanzaba la madurez.

Venus y Marte. Carlo Saraceni
Sala A
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Carlo Saraceni

Venus y Marte

hacia 1600

La extraordinaria glorificación del desnudo que tiene lugar en el Renacimiento se prolonga hasta el Concilio de Trento (1545-1563). Unos años más tarde se publica un texto esencial: el Discurso sobre las imágenes sagradas y profanas (1582) del cardenal Gabriele Paleotti, conocido por su celo. En su obra dictaba las normas iconográficas y los principios que debían seguir los artistas de la Contrarreforma de acuerdo con las nuevas exigencias del culto: 

"El maligno intenta desviar el verdadero y adecuado uso de las imágenes por vías ilícitas y tortuosas, de tal modo que incita a un pintor a hacer un Apolo en vez de un Cristo, y a un escultor a crear una criatura fantástica en vez de la estatua de un mártir. Se encarga de que las figuras aparezcan en su mayoría desnudas y muy lascivamente. Incluso trata así a los santos, y si la santísima María Magdalena o San Juan Evangelista o un ángel son representados, se asegura de que estén adornados y maquillados más que mujerzuelas o actores.

Y concluye:

"Dios mío, te ruego que se alce una hueste de iconoclastas, de iconoclastas sacros que denuncien las imágenes deshonestas y abusivas que se introducen todos los días, del mismo modo que en el pasado los iconoclastas impunes y malvados profanaron las figuras sacras. Y que plazca a Dios que los pintores y escultores cristianos comprendan su error y; reconduzcan sus artes a la pureza primigenia".

El duque de Orleans mostrando a su amante. Eugène Delacroix
Sala 29
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Eugène Delacroix

El duque de Orleans mostrando a su amante

hacia 1825 - 1826

En el siglo XIX se produce un cambio significativo con respecto a la mirada del espectador. El nuevo público burgués esperaba de la obra de arte una gratificación más inmediata, una apreciación que no apelara necesariamente a sus conocimientos literarios o a sus sentimientos religiosos. Exigía entretenimiento; quería espectáculo.

Tras el extraordinario precedente de la Maja desnuda de Goya, el espíritu del siglo se encarna en los desnudos de Delacroix y de Géricault (de este último, el museo custodia una magnífica obra sobre papel, El beso, que en ocasiones se exhibe en esta misma sala). Realistas y románticos pretenden crear un «arte vivo», según la fórmula empleada por Courbet, frente a la esterilidad del arte académico. 

Dos desnudos femeninos en un paisaje. Otto Müller
Sala 36
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Otto Mueller

Dos desnudos femeninos en un paisaje

hacia 1926

Antes de contemplar la obra de Müller, el visitante quizás habrá reparado en una sala anterior en el Estudio para la cabeza de «Desnudo con paños», de Pablo Picasso, que fue realizado en el verano de 1907.

Precisamente de ese año datan Las señoritas de Aviñón, considerada por muchos como la piedra angular de la modernidad, al establecer una cesura radical con la tradición que la había precedido. Sus figuras asumen poses tomadas del repertorio de la Antigüedad, pero su anatomía es tratada de un modo sintético propio de las artes extraeuropeas, del arte negro y la estatuaria ibérica, contrario al academicismo.

Las estampas. Henri Manguin
Sala H
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Henri Manguin

Las estampas

1905

El nuevo debate en torno a la desnudez estaba representado por dos posturas: la que concebía el desnudo como pretexto de reflexión puramente formal y la que veía la desnudez como metáfora de una ruptura con las convenciones y como la expresión de un deseo de transgresión. 

Mientras que una dolorosa toma de conciencia sacudía el arte germano-austriaco, la producción artística francesa estuvo dominada –al menos en cierta medida– por una voluntad de resituar el desnudo dentro de la historia de un género, no exento de problemas, sin duda, pero cuyos límites cabía reformular. Esta redefinición de la mirada, una suerte de plenitud visual, caracteriza al fauvismo. «Sueño con un arte de equilibrio, de pureza y serenidad, desprovisto de imágenes perturbadoras o deprimentes, que ejerza un influjo calmante y tranquilizador en la mente, algo semejante a un buen sillón que proporciona una relajación de la fatiga mental», declara Matisse, autor de obras tan sensuales como Lujo, calma y voluptuosidad (1904), La alegría de vivir (1905) o La danza (1909). 

Desnudo azul. Mijaíl Lariónov
Sala 36
English
Mijaíl Lariónov

Desnudo azul

hacia 1908

Un rasgo común a ciertos movimientos de vanguardia, como los fauves o Die Brücke, inmersos en un idilio con la naturaleza incontaminada, es el auge del desnudo al aire libre (buena muestra son los desnudos de Müller y Kirchner en la sala anterior), que evoca una cierta nostalgia del paraíso perdido. Tales sentimientos fueron en parte propiciados por la partida de Gauguin a los Mares del Sur en busca de exotismo y por el ejemplo de Matisse, quien mediante la simplificación de la línea y el uso de colores puros parece remitirnos a una arcádica Edad de Oro. 

Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes del despertar. Salvador Dalí
Sala 44
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Salvador Dalí

Sueño causado por el vuelo de una abeja alrededor de una granada un segundo antes del despertar

1944

A partir de la ruptura representada por Las señoritas de Aviñón, el sujeto es sometido a un proceso de desintegración formal que señala la definitiva superación de los modelos clásicos, y que conduce –entre otras cosas– a las interpretaciones mecanicistas de Léger (el visitante quizás habrá reparado en La escalera (Segundo estado), de la sala 41, que remite a su vez al dinamismo del célebre Desnudo que desciende una escalera de Duchamp, del año 1912).

Tras la revuelta iconoclasta del dadaísmo –en el que el cuerpo humano es apenas sugerido por materiales encontrados o formas biomórficas– y el rechazo de los futuristas –quienes en su Manifiesto técnico de la pintura futurista, de 1910, proclaman: «Combatamos el desnudo en pintura, y ante todo el femenino, sinónimo de pasividad, nauseabundo y aburrido como el adulterio en literatura»–, el movimiento conocido como «retorno al orden» inicia una recuperación del desnudo clásico, que en el surrealismo se inserta en la dimensión onírica y del inconsciente.  

Express. Robert Rauschenberg
Sala 48
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Robert Rauschenberg

Express

1963

Robert Rauschenberg fue junto a Jasper Johns el artista que sirvió de puente entre el expresionismo abstracto y el pop art. Hacia mediados de los años cincuenta, Rauschenberg comenzó a producir sus combine paintings, obras híbridas que mezclaban pintura, assemblage y collage, como si de rompecabezas o jeroglíficos visuales se tratara. Posteriormente adoptará por influencia de Andy Warhol una nueva técnica –la serigrafía– que le permitió incorporar imágenes fotográficas, mezclándolas y superponiéndolas a modo de collage, sobre las que aplica expresivos trazos de pintura al óleo. 

Desnudo nº 1. Tom Wesselmann
Sala 52
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Tom Wesselmann

Desnudo nº 1

1970

Tom Wesselmann fue uno de los principales representantes del pop art americano junto a James Rosenquist y Roy Lichtenstein, artistas representados en esta sala. A pesar de que el pop pretendía superar el expresionismo abstracto, Wesselmann siempre reconoció que fue la contemplación de la serie Mujeres de Willem de Kooning en 1953 lo que le sirvió de estímulo para iniciar en 1961 la serie Grandes desnudos americanos