Tras sus numerosos viajes e infinitos paseos, Georgia O’Keeffe entraba en su estudio, donde trabajaba en soledad. Allí, alejada de otras miradas, continuaba su trabajo pictórico que aquí se reconstruye gracias a algunos de los objetos de su taller y a un vídeo sobre el estudio técnico de los cinco lienzos de las colecciones Thyssen-Bornemisza.  

Desde sus años de estudiante a comienzos del siglo XX, O’Keeffe desarrolló un método artístico al que fue fiel a lo largo de una carrera que duró más de seis décadas. Metódica, constante, rigurosa y técnicamente cualificada, O’Keeffe revela en sus obras un plan deliberado y cuidadosamente ejecutado para comunicar una experiencia visual sin ambigüedades. Hay pocos detalles involuntarios o incluso espontáneos. Las formas, los colores, las texturas, los fondos sin pintar, incluso las dimensiones o la proporción entre la altura y la anchura de sus cuadros están cuidadosamente calculados. 

Con la colaboración de:

Winsor & Newton
Alfred Stieglitz, Georgia O'Keeffe, 1920-1922

Alfred Stieglitz
Georgia O'Keeffe, 1920-1922
Gelatina de plata
Georgia O'Keeffe Museum
Donación de The Georgia O'Keeffe Foundation

Tubos de pintura. Recreación del taller de Georgia O'Keeffe

Tubos de pintura y cajas de cartón Winsor & Newton de la década de 1930 y 1940:

A lo largo de toda su carrera Georgia O’Keeffe usó pinturas comerciales, muchas de las cuales procedían de fabricantes europeos. Desde comienzos de la década de 1920 hasta el final de su vida utilizó el mismo núcleo principal de colores: el rojo de alizarina, el blanco de plomo, el blanco de cinc, el verde de cromo, el azul cerúleo, el azul de cobalto, el amarillo de cadmio, el rojo de plomo, los rojos de óxido de hierro y los ocres o tierras.