Pulpo

(Noah)

También a mí, como a un río,
esta era implacable me echó a un lado.
Soy un sustituto. Mi vida ha discurrido
por otro canal.
Ya no reconozco mis riberas.
¡Cuántas vistas maravillosas he echado a faltar!

(Primer pulpo, voz en off de Joan)

El pulpo gigante del Pacífico es uno de los carnívoros más eficientes en la conversión del alimento en masa corporal. Nacido de un huevo del tamaño de un grano de arroz de tres décimas de un gramo, la cría de un pulpo gigante duplica su peso cada ochenta días hasta alcanzar los 20 kilos. A partir de ahí, va doblando el peso cada cuatro meses hasta que llega a la madurez. Los músculos del pulpo constan de fibras, tanto radiales como longitudinales, que los hacen más parecidos a nuestra lengua que a nuestro bíceps, lo que no impide que sus brazos se extiendan rígidos como varas, o se encojan entre un 50 y un 70 por ciento. Se ha calculado que los músculos del brazo de un pulpo son capaces de resistir el embate de una fuerza cien veces superior al peso de su cuerpo.

Pero la semejanza más espectacular está en los ojos. Es posible que nuestro ancestro común contara con un par de ocelos, pero no con unos ojos como los que ahora tenemos. Los vertebrados y los cefalópodos desarrollaron por su cuenta un tipo de ojo en forma de cámara, con una lente que apunta a una imagen en la retina. Hay una córnea transparente y el iris regula la luz de la retina. El pulpo tiene visión panorámica de gran angular. Puede girar cada ojo independientemente, pero solo ve con claridad a una distancia de aproximadamente dos metros y medio.

El pulpo vive fuera de la división cuerpo-cerebro.

Los peces no se dan cuenta de que están en una pecera. El pulpo es consciente de su confinamiento. Trata de escapar y a menudo lo consigue.

(Zora)

Los peces tienen sentimientos. Duermen, sueñan. ¿Cómo explicar lo desconocido a base de historias y mitos?