Anton van Dyck
Hijo de un próspero mercader de sedas de Amberes, este pintor, de una generación posterior a Rubens, inició sus estudios con diez años en el taller de Hendrick van Balen donde está documentado en 1609. Artista precoz, cuyas primeras obras conocidas datan de 1613, cuando contaba catorce años, estando inscrito ya en 1618 en el gremio de su ciudad natal como maestro. Fue el discípulo más cualificado de Rubens y colaborador suyo, hecho que fue decisivo para su pintura. Desde su juventud sintió una gran admiración por la pintura veneciana, en especial por las obras de Tiziano, que se reflejará principalmente en sus retratos. En 1620 realizó su primer viaje a Inglaterra, donde estuvo al servicio del rey Jacobo I. Antes de su viaje a Inglaterra se fechan dos importantes pinturas religiosas: La Coronación de espinas y El Prendimiento, ambas en el Museo Nacional del Prado, Madrid. En 1621 emprendió un recorrido por Italia que duró hasta 1627, fecha en la que se encuentra de nuevo en Amberes. En Italia visitó Venecia, Roma, Florencia, Bolonia y Génova. Impresiones y observaciones de sus años italianos se conservan en el Cuaderno de Apuntes de la Devonshire Collection de Chatsworth (Gran Bretaña), donde, al igual que Rubens, tomó nota de todo lo que le llamó la atención. En esta época efectuó los retratos de La marquesa Elena Grimaldi y Una dama con su hijo, de la National Gallery de Washington, ejemplos sobresalientes de la galería de efigies que el pintor dejó en Génova. En 1632 regresó a Londres, donde trabajó para Carlos I y donde se estableció hasta su muerte. Durante esta segunda estancia en Inglaterra están registrados tres viajes al continente: uno en 1634 a los Países Bajos, otro en 1640 a Amberes y el tercero, en 1641, a París. En octubre de 1634 le fue otorgado el título de decano honoris causa del gremio de San Lucas de Amberes, honor que sólo había sido obtenido antes por Rubens. Durante los años que residió en Inglaterra se dedicó casi exclusivamente a producir retratos, cuya demanda le obligó a dirigir un importante taller, localizado en Blackfriars, en las afueras de Londres. Entre los lienzos que pintó se encuentran los del rey Carlos I de Inglaterra, representado a caballo, en la National Gallery de Londres, o cazando, en el Musée du Louvre. Su figura fue fundamental en el desarrollo de la retratística inglesa posterior.