William Michael Harnett
Irlandés de nacimiento, William Harnett transformó la pintura de bodegones norteamericana del último cuarto del siglo XIX. El empleo de una técnica ilusionista, que cuidaba hasta el más mínimo detalle y con la que creaba numerosos efectos de trampantojo, le convirtió en el pintor de naturalezas muertas más famoso de su época.
Su familia emigró a los Estados Unidos al poco tiempo de nacer William y se asentó en Filadelfia, donde, tras la muerte de su padre, el joven Harnett comenzó a trabajar como grabador. Desde 1866 asistió paralelamente a clases de dibujo en la Pennsylvania Academy of the Fine Arts. En 1869 se trasladó a Nueva York, donde continuó su actividad de grabador y sus estudios de arte en la Cooper Union for the Advancement of Science and Art y la National Academy of Design. Sus primeras naturalezas muertas datan de 1874, época en la que Harnett dejó de trabajar como grabador para abrir un taller y dedicarse en exclusiva a la pintura.
En 1876 volvió a cambiar de residencia para establecerse de nuevo en Filadelfia, donde retomó sus estudios y donde probablemente conoció a John F. Peto, sobre el que ejercería una gran influencia. A pesar de que su obra no fue muy valorada por la crítica, a finales de la década de 1870 ya era conocido por un amplio público y las ventas de sus cuadros hicieron posible que en 1880 viajase a Europa. Durante los seis años que residió en el viejo continente visitó Londres, Múnich y París, estudió los bodegones de los maestros antiguos e introdujo nuevos temas, como los objetos de caza, influido por Adolphe Braun. Aunque a su regreso a Estados Unidos fue muy bien recibido y sus obras vivieron un auténtico éxito comercial, a partir de 1888 una enfermedad reumática limitó cada vez más su actividad como pintor hasta que, en 1891, se vio obligado a abandonarla completamente. Moriría un año más tarde.