Hans Suess Kulmbach
Kulmbach (?), c. 1485 -Núremberg, 1522
Nació hacia 1485, probablemente en Kulmbach, Alta Franconia, ciudad de la que tomó su nombre. Según Johann Neudörfer (1875), primer biógrafo de los artistas de Nuremberg, Kulmbach se formó inicialmente con el pintor y grabador veneciano Jacopo de’ Barbari quien, entre 1503 y 1504, se encontraba en Alemania trabajando como pintor oficial de Federico el Sabio, príncipe elector de Sajonia. Parece que una vez finalizado su aprendizaje, Hans von Kulmbach se trasladó a Núremberg al taller de Alberto Durero. Joachim von Sandrart (Teutsche Akademie, 1675) escribió que, por su buen hacer, Kulmbach ascendió rápidamente dentro del taller, siendo apreciado por su maestro, quien recurrió a él para determinados encargos. Adquirió la ciudadanía de Núremberg en 1511, aunque sus primeros dibujos sugieren que habría llegado a esta ciudad entre 1504 y 1505.
La Adoración de los Reyes Magos de la Gemäldegalerie de Berlín, fechada en 1511, es la primera obra en la que aparece el monograma «HK», lo que hace pensar que probablemente por estas fechas Hans Kulmbach ya era un pintor independiente y dirigía su propio taller. Durante los años siguientes Kulmbach se dedicó a la pintura para retablos, que hasta entonces había monopolizado Michael Wolgemut, convirtiéndose su taller en el más importante de Núremberg. En 1513 ejecutó su obra más significativa: una pintura conmemorativa de grandes dimensiones dedicada a Lorenz Tucher, conservada en la iglesia de San Sebaldo de Núremberg, considerada por muchos historiadores como una de las mejores y más perfectas del Renacimiento en Alemania. Además de la pintura religiosa, Kulmbach ejecutó retratos, de los que se conserva un exiguo número de ejemplos; también fue un prestigioso diseñador de vidrieras, responsable del auge que estos ventanales tuvieron durante esos años en Núremberg.
La Adoración de los Reyes Magos de la Gemäldegalerie de Berlín, fechada en 1511, es la primera obra en la que aparece el monograma «HK», lo que hace pensar que probablemente por estas fechas Hans Kulmbach ya era un pintor independiente y dirigía su propio taller. Durante los años siguientes Kulmbach se dedicó a la pintura para retablos, que hasta entonces había monopolizado Michael Wolgemut, convirtiéndose su taller en el más importante de Núremberg. En 1513 ejecutó su obra más significativa: una pintura conmemorativa de grandes dimensiones dedicada a Lorenz Tucher, conservada en la iglesia de San Sebaldo de Núremberg, considerada por muchos historiadores como una de las mejores y más perfectas del Renacimiento en Alemania. Además de la pintura religiosa, Kulmbach ejecutó retratos, de los que se conserva un exiguo número de ejemplos; también fue un prestigioso diseñador de vidrieras, responsable del auge que estos ventanales tuvieron durante esos años en Núremberg.