Pintor y dibujante italiano, se hizo famoso entre sus patronos por su destacada labor en el campo de las spalliera. Estas pinturas sobre tabla, que florecieron en la Toscana entre 1470 y 1520, estaban destinadas a la decoración de las estancias de uso privado en las residencias de la alta nobleza florentina.

Su padre, Lorenzo di Piero d’Antonio, fue tallador en Florencia, ciudad en la que Piero di Cosimo inició su formación en el taller de Cosimo Rosselli, artista del que tomó su nombre y con quien colaboró y mantuvo contactos durante toda su vida. En su etapa de aprendiz coincidió con Fra Bartolommeo y con Mariotto Albertinelli, y cuando, entre 1481 y 1482, el papa Sixto IV llamó a Rosselli para que trabajara en el Vaticano, marchó con él; probablemente el paisaje del fondo del Sermón en la Montaña, en la capilla Sixtina, y algunos retratos de nobles romanos, los realizó Piero di Cosimo. Sus primeras obras están influidas por su maestro, aunque asimiló las innovaciones de sus contemporáneos y desarrolló muy pronto una gran sensibilidad para el tratamiento atmosférico de la luz. A ello hay que sumar la huella de Filippino Lippi, especialmente en los rostros, y de Leonardo con el uso del sfumato. Su primer trabajo documentado, en 1489, es La Visitación con los santos Nicolás de Bari y Antonio Abad de la National Gallery de Washington. Entre sus obras más famosas destaca el retrato conocido como Simonetta Vespucci del Musée Condé de Chantilly. A finales de la década de los noventa su estilo comenzó a cambiar y a reflejar el eco de Luca Signorelli y de la pintura neerlandesa, especialmente de Hugo van der Goes. El 8 de mayo de 1504 entró a formar parte del gremio de pintores florentinos, y entre 1500 y 1505 llevó a cabo La batalla de los Lapitas y los Centauros y La muerte de Pocris, ambas en la National Gallery de Londres. Entre sus últimas creaciones se encuentra La liberación de Andrómeda de la Galleria degli Uffizi en Florencia, que demuestra la exuberante imaginación del artista ya en su última época.

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