La obra pictórica de Raphael Soyer se inscribió dentro del realismo social que se fraguó en Estados Unidos, inspirado por las corrientes que habían surgido en México tras la Revolución de 1910.

De origen ruso, Soyer emigró a Norteamérica en 1913. Tanto él, como su hermano gemelo Moses y el menor de la familia Isaac, se dedicaron a la pintura. Las vidas de Raphael y las de sus hermanos estuvieron muy relacionadas y juntos realizaron numerosos proyectos. Estudió en la Cooper Union, la National Academy of Design y la Educational Alliance Art School hasta 1922. En 1929 celebró su primera exposición individual en la Daniel Gallery de Nueva York, y su éxito fue tal, que desde entonces Soyer dedicó gran parte de su tiempo a pintar. A pesar de ello, entre 1933 y 1942 dio clases de manera intermitente en la Art Students League.

Soyer se decantó desde el comienzo de su carrera por la figuración. Su estilo directo tuvo siempre como protagonista la vida de la ciudad de Nueva York. Sus primeros paisajes urbanos dieron paso a retratos de la clase trabajadora. Durante la década de 1920 se convirtió, junto a sus hermanos, en un miembro importante de la Fourteenth Street School, que aglutinó a artistas interesados por mostrar las desigualdades sociales. Paralelamente, trabajó junto a su hermano Moses en la Works Progress Administration. La crisis económica que sufrió Estados Unidos a partir de 1929 no hizo sino acentuar esta tendencia y en sus pinturas, acuarelas, litografías como en sus ilustraciones para libros, aparecieron los desempleados y seres marginados de la sociedad.

Asimismo Raphael Soyer se interesó durante toda su vida por el género del retrato. Su familia y sus amigos del mundo artístico neoyorquino aparecieron en sus obras, a veces en solitario y otras en grupo. Él mismo se convirtió en el protagonista en sus más de cincuenta autorretratos.

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