Pintor, grabador y dibujante italiano. Comenzó su formación, siendo muy joven, en el taller de su padre, Giambattista Tiepolo, con quien colaboró en la realización de numerosas obras a lo largo de toda su vida. Esto no impidió, sin embargo, que con veinte años trabajara ya como pintor independiente, recibiendo encargos en Brescia, Venecia y Zianigo.

Entre sus primeros trabajos en solitario destaca el ciclo de catorce pinturas representando el Vía Crucis que realizó para el oratorio de la Cruz, anexo a la iglesia de San Polo, en Venecia. De 1750 a 1753 trabajó de nuevo con su padre en Würzburg, llevando a cabo individualmente pinturas como El minué, de la colección del Museu Nacional d’Art de Catalunya. Como norma habitual, en las obras de tipo histórico sigue el estilo paterno, hasta resultar, a veces, difícil de distinguir la mano de cada uno. Sin embargo, en las escenas de género es donde se nos presenta verdaderamente original e imaginativo. Ejemplo de ello es la decoración de Villa Valmarana, en los alrededores de Vicenza, donde pintó escenas de fantasías orientales y mundanos placeres, como la representación de Campesinos comiendo al aire libre. En 1762 acompañó a su padre a España, donde trabajó principalmente como ayudante suyo, aunque con una mayor libertad expresiva, como se aprecia en la Alegoría de la Monarquía española, del Palacio Real de Madrid. Al morir Giambattista regresó a Venecia, donde continuó trabajando y fue nombrado, en 1780, presidente de la Academia de Venecia. Del último decenio de su vida son algunos de los frescos de la villa de su familia en Zianigo, que comenzó en 1759 y acabó en 1797, y que actualmente se encuentran en el Museo Ca’Rezzonico de Venecia; en ellos muestra la vida de Polichinela, personaje popular de la Commedia dell’arte. Su obra como dibujante y grabador está muy valorada, y entre sus dibujos se incluyen apuntes provocativos, sutiles e incluso caricaturescos.

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