La Crucifixión con la Virgen, los santos Juanes y san Francisco
Vasari, que incluyó la biografía de Uccello en sus Vidas, lo describe como algo solitario, tímido, totalmente volcado en los estudios de perspectiva: «dotado de un sofisticado ingenio, se complació en investigar los complicados mecanismos y las extrañas obras del arte de la perspectiva ». Según esta fuente, estaba considerado en su profesión aunque «pasó su vida entregado a estas extravagancias, acabó siendo tan pobre como famoso». Pese a la crítica que Vasari le hace por el empleo arbitrario del color, que no se ajustaba a la realidad, alabó sus dotes como paisajista cuando comentó que fue «el primero de los antiguos, entre los maestros modernos, en hacerse famoso por sus paisajes».
La Crucifixión con la Virgen, los santos Juanes y san Francisco se considera, por su tema y formato, el episodio central de una predela de la que las otras escenas no han podido ser identificadas aún, al igual que el lugar y el conjunto al que se destinó. Uccello ha empleado una rigurosa simetría a la que contribuyen tanto el paisaje como los elementos escogidos, y ha optado por organizar la escena con unos personajes separados y aislados entre los que no existe ningún tipo de comunicación, salvo la que interiormente cada uno de ellos establece con el Salvador. De fondo, ha seleccionado una naturaleza árida donde las figuras sobresalen por el rigor de la línea que dibuja sus perfiles sobre unos ocres densos. En las inmediaciones de estas suaves elevaciones se colocan fragmentos de una vegetación tupida que tapiza el primer término y que rodea la roca donde se ancla la cruz. Las figuras responden a un prototipo que el pintor empleó en otras composiciones: delgadas, cubiertas con telas que caen en pliegues simétricos y rítmicos, como es el caso de san Juan Bautista, de contornos bien definidos, nariz puntiaguda y con un lenguaje gesticular refinado.
La atribución de la pintura, desde que fue publicada por Van Marle como un trabajo de Uccello, ha sido, salvo excepciones, generalmente aceptada. En cuanto a las fechas que se han sugerido para su datación se han circunscrito a dos periodos muy distintos de la carrera del pintor: uno temprano y otro tardío. Boskovits, cuya cronología es la que actualmente mantiene la pintura, hacia 1460-1465, la comparó, para determinar su ejecución, con la predela del oratorio de la Annunziata en Avane, expuesta en el Museo di San Marco de Florencia.
Mar Borobia