Supuesto retrato de la reina Isabel de Dinamarca
Jacob Cornelisz. van Oostsanen perteneció a una familia de artistas, tanto su hijo Dirk Jacobsz., como su hermano Cornelius Buys I, conocido como el Maestro de Alkmaar, fueron pintores. Su obra evolucionó a lo largo de su carrera asimilando diferentes corrientes estilísticas, así sus primeras tablas se inscriben dentro del gótico tardío de la escuela de Haarlem, mientras que las de última época denotan la influencia, ya renacentista, de Jan Gossaert y Jan van Scorel. Este retrato ha sido objeto de discusión entre la crítica debido a la fecha de su ejecución y a la identidad de la protagonista. Según Kurt Steinbart se trataría de Isabel de Dinamarca, esposa del rey Christian II, tras compararlo con un dibujo conservado en el Kupferstich Kabinett de Berlín, que se atribuye a un discípulo de Van Oostsanen. En cuanto a la datación, finalmente fue fechada en la década de 1520, después de la llegada de la reina a los Países Bajos o tras su muerte. El pintor ha situado al personaje en un recinto, en el que destaca una columna con decoración renacentista, con una ventana que se abre a un paisaje siguiendo la tradición de la pintura flamenca.
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Según Karel van Mander, Jacob Cornelisz. procedía de Oostzaan. Sobre su formación como pintor apenas se conoce nada, aunque la crítica, a juzgar por sus primeros trabajos, ha detectado notas de Geertgen tot Sint Jans; tampoco se ha descartado la posibilidad de que se iniciara como orfebre o diseñador de grabados debido al estilo lineal que presenta su primer grupo de obras. Precisamente sus pinturas más tempranas están fechadas a principios de la década de 1500, como el Noli me tangere del Staatliche Museum de Kassel, de 1507, realizada cuando el pintor había entrado en la treintena.
La tabla del Museo ha sido datada por Colin Eisler hacia 1524, etapa esta en la que se fechan también la Salomé con la cabeza del Bautista y Saúl y la pitonisa de Endor, ambas en el Rijksmuseum de Ámsterdam. La pintura perteneció a la colección de sir Herbert Cook, y se registra en 1928 en Berlín, en la galería Matthiesen, de donde pasó a la colección Thyssen-Bornemisza, participando en 1930, con la atribución actual, en la exposición de la Neue Pinakothek celebrada en Múnich. La obra la dio a conocer a la crítica Paul Wescher dos años antes de su ingreso en la colección Thyssen -Bornemisza, mientras la propuesta de identificación fue de Kurt Steinbart. De este óleo se han discutido tanto su fecha de ejecución como la identidad de la retratada. La base en la que Steinbart se apoyó para la identificación fue un dibujo conservado en el Kupferstich Kabinett de Berlín, atribuido a uno de los pintores que trabajó en el taller de Cornelisz. a mediados de la década de 1520. Este dibujo reproduce un retrato muy parecido al nuestro y aparece enfrentado a otro masculino, identificado como el rey Christian II de Dinamarca, por lo que se dedujo que la mujer era la reina Isabel de Dinamarca (1501-1526). Isabel era hermana de Carlos V y sobrina de Margarita de Austria, regente de los Países Bajos. Cuando Christian II, por una serie de problemas, capituló en 1523, el matrimonio se estableció en los Países Bajos. El retrato se ha fechado un poco después de su llegada o un poco después de su muerte; Steinbart consideró la posibilidad de que fuera un retrato póstumo, tesis que Friedländer no descartó. Glück también llamó la atención sobre la probabilidad de que los dibujos de Berlín estuvieran inspirados en algún retrato perdido de Bernaert van Orley. Varios autores, entre ellos Ebbinge-Wubben, han mencionado el parecido que existe entre esta imagen y La Magdalena del Art Museum de San Luis, similitudes que se aprecian en la concepción general de ambas pinturas, a las que hay que añadir una leve falta de personalidad en el rostro de la mujer del Museo. Jacob Cornelisz. van Oostsanen ha encajado su figura en un interior que se abre a un paisaje, siguiendo un esquema ampliamente difundido en el mundo flamenco. Como decoración eligió una pilastra con motivos renacentistas, ornamentos que se hicieron más evidentes en su obra en la década de 1520. La figura está bien dibujada y en ella se presta una atención especial a los adornos y a las joyas, que se trazan con precisión. Sin embargo, las manos de la dama resultan pequeñas y algo desproporcionadas si se comparan con su cuerpo.
Mar Borobia