Ulrich Apt, el Viejo, fue un importante pintor alemán del siglo XVI que desarrolló su actividad en la ciudad de Augsburgo. Se acepta que viajó a los Países Bajos, lo que lo convirtió en un importante transmisor de las tendencias artísticas neerlandesas en Alemania. Organizó un próspero taller junto a sus dos hijos, en el que debido a la estrecha colaboración entre ellos es muy difícil distinguir e individualizar su producción. Frente a los Apt encontramos en esta misma ciudad a los representantes de las tendencias italianizantes Hans Holbein, el joven, y Hans Burgkmair. En esta tabla el artista sitúa en el centro de la composición a Cristo muerto, cuyo cadáver se apoya en el cuerpo de la Virgen arrodillada tras él; a su derecha se halla María Magdalena en un gesto de gran dramatismo y ricamente ataviada –característica representación del arte neerlandés-. A la derecha de la composición San Juan con una llamativa túnica roja reza, con la vista clavada en el suelo, y a la izquierda una de las santas mujeres se tapa la nariz con la mano describiendo a la perfección el estado del cuerpo de Cristo. El fondo es un paisaje con la urbe de Jerusalén y el Gólgota con las tres cruces.

Adquirido a una colección privada, este óleo figuró en la exposición de la Neue Pinakothek de Múnich en 1930, donde se dio a conocer al público, por vez primera, la colección Thyssen-Bornemisza. En el catálogo que acompañó a esta muestra, donde intervino Rudolf Heinemann, la tabla estaba ya adscrita a Ulrich Apt, el Viejo, atribución actual que fue ratificada por Isolde Lübbeke y que se debe a Karl Feuchtmayr, quien además resaltó la deuda que nuestra tabla tenía con la pintura neerlandesa.

Ulrich Apt, el Viejo, tuvo un floreciente taller en la ciudad de Augsburgo, donde compitió con los dirigidos por Hans Holbein, el Viejo, y Hans Burgkmair. En este taller están documentados tres hijos —Jacob, Ulrich, el Joven, y Michael— que siguieron el oficio del padre. La homogeneidad en la producción entre los miembros de esta familia, extensible también a los colaboradores, ha hecho muy difícil la individualización de los respectivos estilos. Entre las obras que se atribuyen a Ulrich Apt, el Viejo, se encuentran dos alas de un tríptico, una en el Musée du Louvre, en París, y otra en el Museo de Karlsruhe, así como un retrato firmado perteneciente a la colección Liechtenstein, en Vaduz. Estas tres pinturas —París, Karlsruhe y Vaduz— se han comparado con este pequeño óleo, encontrándose similitudes en la concepción de las figuras y en los colores. Otros parecidos se han detectado en las texturas de las telas y en la manera en que la pintura se aplica sobre la superficie.

Ulrich Apt, en esta escena de la Pasión, coloca a Cristo en primer término, extendido en el suelo y apoyado en el cuerpo de su Madre, que está de rodillas a su lado. San Juan, envuelto en una llamativa y vibrante túnica roja, reza con las manos alzadas. La composición se cierra con una dramática María Magdalena, de gesto expresivo y ricamente ataviada, en el centro y una santa mujer a la izquierda, que, en clara alusión al estado del cadáver, se tapa la nariz con dos dedos. La figura de María Magdalena, especialmente su tocado y traje, tiene su inspiración en modelos neerlandeses. El pintor envuelve el episodio con un paisaje, en cuyo centro se dibuja la ciudad de Jerusalén, y el Gólgota, con las cruces, a la izquierda. La oscuridad del cielo, del paisaje y del árbol que enmarca a san Juan contrasta con la gama cromática del conjunto rocoso del Gólgota y con la palidez de Cristo. En esta tabla, Isolde Lübbeke destacó la peculiar manera con la que Apt construye las luces de las hojas en las ramas del árbol.

Esta pintura guarda un gran parecido con una obra de igual tema, atribuida al Maestro de Augsburgo y asociada al taller de la familia Apt, que se conserva en la Bayerische Staatsgemäldesammlungen Staatsgalerie de Augsburgo.

Mar Borobia

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