Retrato de un hombre (¿Georg Thurzo?)
Esta pareja de retratos sigue las pautas establecidas para este tipo de representaciones, en las que el hombre ocupa el lado izquierdo y la mujer el derecho. Ambas figuras giran sus cuerpos de modo que establecen una relación visual entre ellas. El fondo elegido por el pintor es de color verde lo que resalta las vestimentas de los personajes, sobrias en lo que a colorido se refiere pero elegantes reflejando así el alto estatus social de los mismos. Aunque las dos tablas tienen las mismas dimensiones, la figura masculina ocupa casi todo el espacio, mientras que la femenina deja ver un poco más del fondo. Estas pinturas estuvieron inicialmente atribuidas a Hans Kulmbach debido, en parte, a las iniciales que aparecen junto a la fecha a la derecha de las figuras, hasta que Isolde Lübbeke las consideró obra de un maestro anónimo. La identificación de los protagonistas se debe a Janos Eisler, quién los relacionó con tres dibujos de Hans Holbein, el Viejo, conservados en Berlín y que representan a Georg Thurzo, miembro de una adinerada familia con minas en el Norte de Hungría, y a Anna Fugger, su esposa.
Estos dos retratos individuales, que forman pareja, siguen las pautas fijadas para este tipo de imágenes, donde el hombre ocupa el lugar izquierdo y la mujer el derecho. Ambos giran sus cuerpos para cerrar la composición y establecen el nexo de unión con la mirada. En este caso, el pintor ha optado por un llamativo fondo verde sobre el que se recortan las siluetas del matrimonio. Las ropas de ambos son elegantes y distinguidas y tanto los adornos como los materiales reflejan su estatus social. Sin embargo, esta indumentaria es también discreta y sobria de colorido, con un predominio del negro. Las pinturas están ejecutadas sobre soportes de madera casi iguales pero, en el caso del hombre, se percibe una presencia más destacada sobre la superficie pictórica, pues su cuerpo, envuelto en un amplio abrigo, con un ancho cuello de piel, ocupa, con sus hombros y la voluminosa prenda, el ancho total del soporte. La mujer, sin embargo, se inserta en el plano pictórico más holgada y deja a sus lados espacio suficiente para ver el fondo.
Esta pareja de tablas, según parece, perteneció a la colección de los condes Hertzberg, en Dusseldorf; después estuvieron en la colección de sir Charles Turner en Londres hasta 1908. Los retratos aparecieron en la colección de Otto Held de Berlín, donde están registrados hasta 1929. Participaron en una exposición celebrada en la galería Paul Cassirer de la capital alemana. Su siguiente propietario fue la galería Goudstikker de Amsterdam, donde finalmente se adquirieron para la colección Rohoncz. La crítica conoce estas pinturas desde el siglo XIX, cuando fueron publicadas, en 1888, por Woltmann y Woermann.
Ambas tablas estuvieron atribuidas a Hans Kulmbach desde el momento de su ingreso en la Colección, y así aparecieron en los catálogos editados hasta 1991. Esta atribución se debió, en parte, a la interpretación que se hizo de las iniciales que aparecen junto a la fecha, a la altura de los hombros, en el lateral derecho de ambas efigies y que fue cuestionada por Buchner. Isolde Lübbeke, cuya propuesta sobre su autoría llevan hoy ambos óleos, rechazó la atribución a Hans Kulmbach, ya que el estilo de este artista no concuerda con el de las imágenes, y optó por adscribirlas a un maestro, de momento desconocido, familiarizado con los esquemas desarrollados en Augsburgo y en Núremberg para este tipo de representaciones.
La identidad de las dos figuras fue una sugerencia de J. Eisler, que las comparó con tres dibujos, a punta de plata, de Hans Holbein, el Viejo, conservados en Berlín, que representan a Georg Thurzo y a su esposa Anna Fugger. El parecido entre la pintura y el dibujo, donde Georg Thurzo está de casi tres cuartos es evidente en rasgos tan significativos como la amplia y despejada frente, en la que se marca, con profundidad, la sien, la boca pequeña y la nariz larga y recta redondeada en la punta. Georg Thurzo contrajo matrimonio con Anna Fugger, hija de Ulrich Fugger, en 1497. Thurzo procedía de una adinerada familia húngara, dedicada a la minería y a los metales preciosos, propietaria de minas al norte de Hungría.
Mar Borobia