Ala de un díptico con ánimas y donante
Jan Mostaert pintor nacido en Haarlem en el siglo XVI alcanzó reconocido prestigio por sus obras religiosas y sus retratos, cuya característica común es la ubicación de los personajes en un paisaje, en el que se observa la influencia de Joachim Patinir. La tabla que nos ocupa constituía el ala derecha de un díptico, del que también conocemos el ala izquierda, que se conserva en el Rijksmuseum Twenthe de Enschede. Gracias a esta última conocemos el tema de la composición del conjunto, La bajada de Cristo al limbo. En la obra de Enschede Cristo se sitúa en el centro, inclinado hacia la Virgen, a su derecha aparecen Adán y Eva y al fondo las almas de los justos. En nuestro panel, el primer plano está ocupado por una figura femenina, que viste a la moda del siglo XV, posando en actitud orante y que se ha identificado con María de Borgoña, primera esposa del emperador Maximiliano I y madre de Margarita de Austria, para quien trabajó Mostaert. Las almas de los justos ocupan el espacio que hay tras esta dama y encima de ellos se representan unos ángeles músicos.
Jan Mostaert está vinculado a la escuela de Haarlem, foco artístico de gran actividad durante las primeras décadas del siglo XVI. De la vida de Jan Mostaert se desconocen bastantes aspectos, si bien pudo formarse con un maestro seguidor de Geertgen tot Sint Jans, ya que en sus primeras obras se acusan, especialmente en las figuras, algunos de los rasgos de ese pintor. Karel van Mander ha facilitado detalles sobre su historia que han sido cuestionados por la crítica especializada, como el hecho de que estuviera al servicio de Margarita de Austria, regente de los Países Bajos, durante dieciocho años. Es cierto que trabajó para Margarita ejecutando réplicas de retratos, así como obras de devoción, actividades que están consignadas en dos documentos fechados en 1519 y 1521. Su nombre, sin embargo, desaparece de los registros de Haarlem durante la década transcurrida entre 1516 y 1526. Jan Mostaert es un pintor con un estilo delicado y un buen retratista, cualidades que Margarita de Austria supo apreciar a juzgar por los trabajos que le encargó. Jan Mostaert aparece mencionado en Haarlem entre 1527 y 1554, así como en 1507, 1543 y 1544; allí ocupó cargos de responsabilidad en el gremio de pintores.
Esta tabla es el ala lateral derecha de un díptico cuya hoja izquierda se conserva en el Rijksmuseum Twenthe de Enschede. Por la pintura de Enschede podemos identificar el tema de nuestra obra, ya que es una continuación de La bajada de Cristo al limbo. En la pintura de Enschede aparece Jesús, en el centro, inclinado hacia la Virgen, de rodillas, a la que intenta levantar por la posición de sus brazos. A la derecha del Redentor se sitúan Adán y Eva, mientras los últimos planos se aprovechan para colocar, de pie, las almas de los justos, entre las que se encuentra el rey David, que identificamos por su corona y por el arpa que sostiene. San Miguel, con la banderola triunfante de Cristo, sirve de nexo entre los primeros y los últimos planos. En la hoja del Museo, el pintor ha perfilado el espacio en un interior en el que ordenadamente se van sucediendo las filas con los justos. Sin embargo, el primer término está ocupado por una dama ricamente ataviada que, como orante, acude de espectadora al sobrenatural acontecimiento. Esta mujer, que viste a la moda borgoñona del último cuarto del siglo XV, con un tocado llamativo, se ha tratado de identificar con María de Borgoña, madre de Margarita de Austria. La figura también se ha considerado una adición posterior a la ejecución de la pintura y de una mano distinta a la de Mostaert, opinión que Colin Eisler no compartió.
El tema que representa Mostaert se incluye en el ciclo de la Glorificación de Cristo y tiene lugar antes de la Resurrección. Jesús descendió al limbo para liberar a los justos no bautizados y conducirlos al cielo, y entre ellos se encontraban los patriarcas de la Antigua Ley. El tema fue popularizado por el Evangelio apócrifo de Nicodemo, por el Speculum Humanae Salvationis de Vicente de Beauvais y por La leyenda dorada de Santiago de la Vorágine, aunque en el caso que nos ocupa se ha mencionado como fuente más concreta la Égloga de la Resurrección, una pieza dramática española que Margarita de Austria pudo conocer.
Mar Borobia