La Virgen de la Humildad
Esta tabla con la Virgen de la Humildad procede de la colección napolitana de Enrico Frascione, donde estuvo en 1927. Ese mismo año, Trübner la dio a conocer a la crítica en un artículo en el que la atribuyó a Giovanni de Paolo y la catalogó como un trabajo temprano del pintor. De Nápoles la tabla pasó a Nueva York, a la galería Paul Bottenwieser, donde fue adquirida, en diciembre de 1927, para la colección Schniewind, a la que perteneció hasta 1933, fecha en la que ingresó en la colección Thyssen- Bornemisza. La autoría de la pintura, que no ha sido cuestionada, se confirmó en las publicaciones de la Colección y se afianzó con las aportaciones de los especialistas que analizaron la tabla.
Giovanni di Paolo representa a esta Virgen con el Niño, de tono intimista, sentada en un exterior con la compañía de dos ángeles a la derecha. María, que ha dejado el libro de oraciones en el suelo, adora al Niño desnudo que tiene sobre sus rodillas y que emite una luz divina que se representa con unos finos y apretados rayos de oro. La paloma del Espíritu Santo sobrevuela la escena, inscrita en un haz de luz circular. El planteamiento y la puesta en escena que Giovanni di Paolo ha elegido para su composición resultan originales por varios motivos. Entre las novedades que se detectan sobresale la presencia de los dos ángeles: uno mira a María con devoción mientras permanece medio escondido, y el otro sostiene un paño que ofrece a la Virgen para cubrir la desnudez de Cristo. Este detalle en el temple es una clara alusión al sacrificio que el recién nacido tendrá que afrontar y del que una de sus claves, para su lectura e interpretación, es el lienzo que porta el ángel y que nos remite al que Cristo llevará en la Crucifixión. Otra de las notas interesantes que Giovanni di Paolo introduce la encontramos en el decorado del episodio, que se ha transformado en un jardín donde el artista se complace en dibujar las flores y las plantas que rodean a las figuras. Este fragmento de naturaleza tiene, además, una explicación simbólica que lo vincula con el Paraíso o con el Hortus Conclusus, atributo de la virginidad de María.
La disposición de los personajes, así como la inclusión de los dos ángeles y del paño de pureza, han llevado a pensar que tal vez esta Virgen de la Humildad fuera el ala izquierda de un díptico en cuya hoja derecha estaría representada la Crucifixión. De esta forma, se completaría la lectura, hoy interrumpida, cuyo nexo se haría precisamente con el ángel más próximo a María. Giovanni di Paolo consigue una composición llena de encanto, con unas figuras bien silueteadas y construidas con un colorido elegante en el que se contraponen tonos como el rosa y amarillo o el salmón y el azul de las ropas. La pintura se ha fechado en la etapa de madurez del pintor, hacia principios de la década de 1440. Boskovits, a pesar de los problemas cronológicos que existen en la producción del artista, comparó esta Virgen de la Humildad con las tablas de un político y con dos predelas repartidas entre varios museos europeos y americanos.
Mar Borobia