Retrato de una dama como santa Lucía
A Boltraffio se lo ha identificado con el nombre de Giannantonio que Leonardo da Vinci anotó en un documento de 1491 que se conserva en París en el Institut de France y en el que se indica que este artista le entregó un lápiz de plata. Boltraffio, que procedía de una familia adinerada, está entre los discípulos de Leonardo que menciona Vasari. Su catálogo de pinturas se ha ido construyendo por similitudes y paralelismos, ya que no firmó sus obras y tan sólo se le conocen tres trabajos documentados. En sus tablas se perciben notas de Vincenzo Foppa y Bernardo Zenale, que se detectan en sus primeras obras, y más tarde de Bramantino y de su maestro Leonardo. Boltraffio realizó composiciones religiosas, pero fue particularmente apreciado como retratista, género por el que se le admiró y en el que se distinguió con éxito. Uno de sus trabajos documentados, conservado y mencionado por Vasari, está fechado después de 1500; se trata de la Pala Casio, pintada para Santa Maria della Misericordia en Bolonia, que se encuentra en el Musée du Louvre. En ella, la Virgen con el Niño, sentada, está enmarcada por san Juan Bautista y san Sebastián con dos donantes. Esta composición fue una referencia importante para Suida, que la tomó como reseña para situar dentro de la producción del pintor esta pintura del Museo Thyssen-Bornemisza.
La tabla procede de la colección del conde Febo Borromeo, Milán, donde estaba en 1932, cuando fue publicada por Berenson e incluida en el listado del pintor. La obra pasó de allí a la galería Mercuria de Lucerna, donde, en octubre de 1934, fue adquirida para la colección Thyssen-Bornemisza, en cuyos catálogos aparece desde 1937. En 1935, cuando formaba ya parte del acervo de Villa Favorita, fue objeto de una limpieza en cuyo transcurso se retiraron repintes antiguos que habían ocultado la fina varilla con el ojo, objeto que la joven lleva en su mano y motivo por el que se la relaciona con santa Lucía, que tal vez fuera la patrona de la dama. Boltraffio buscó inspiración para esta muchacha en la Belle Ferronière de Leonardo, modelo que sigue con cierta libertad. Esta mujer, que como la del museo francés emerge de la oscuridad, mantiene una posición más frontal que en la pintura de Leonardo. La luz incide especialmente en su rostro, cuello y pecho, creando sombras suaves como las de la nariz y pómulo izquierdo, que se transforman en una mancha más intensa y densa justo debajo del cuello. Boltraffio ha dibujado unos ojos grandes que dirige hacia el espectador, así como una leve sonrisa en su boca que se percibe tenuemente en la comisura de sus labios. La pintura ha intentado identificarse con la de un texto de Lancino Curzio en el que se menciona precisamente un retrato de Boltraffio donde se representa a una bella muchacha llamada Lucía. Sin embargo, la descripción que el escritor hace de esta imagen no termina de ajustarse del todo al modelo del Museo.
Entre los retratos que se han atribuido a Boltraffio se guarda uno en el Museo Pushkin de Moscú, donde el pintor vuelve a representar a un modelo concreto como un santo. En este caso, bajo un velo de idealismo, se personifica a un joven vestido como san Sebastián. Este muchacho, de rasgos suaves y larga cabellera, lleva un fino halo dorado en su cabeza y luce una delicada corona con una espiga en el centro. Retrato de una dama como santa Lucía ha sido fechado por Maria Teresa Fiorio a finales del primer decenio del siglo XVI.
Mar Borobia