Retrato de un hombre barbado
Hijo de Lucas Cranach el Viejo, inició su formación en el taller de su padre en Wittenberg. En sus obras se observa una gran dependencia del estilo de su progenitor lo que ha dificultado el catálogo individual de pinturas de los dos maestros.
En esta tabla el pintor nos muestra a un hombre representado de medio cuerpo, de rostro cuadrado, barba recortada y rasgos bien perfilados. El retrato, por su forma, composición y técnica, no se diferencia de la producción del taller de los Cranach en la década de 1530, no obstante, se identifica como obra de Hans Cranach por las iniciales “HC”; asimismo el óleo está fechado en 1534, cerca del hombro izquierdo del personaje. En cuanto a las interpretaciones del óleo, se pensó por un lado que podía tratarse de un autorretrato debido a una inscripción que reza “Hans Maller von Cranach”; también se barajó la posibilidad -por Falk y Koepplin (1974/1976)- de que la tabla formara un díptico junto con el Retrato de una mujer joven, que pertenece a la colección del Petit Palais de París. No obstante, dado que Hans Cranach nunca se casó, la teoría vigente es que ambas obras debían probablemente representar a un matrimonio de la clase alta, seguramente de Wittenberg.
MGA
La fecha de nacimiento de Hans Cranach, hijo mayor de Lucas Cranach, no se conoce con certeza, admitiéndose como válida la de hacia 1513, pues su hermano menor, Lucas, nació en 1515. Hans se formó en el taller familiar en Wittenberg, donde asimiló el estilo paterno, pero al que añadió una delicadeza mayor en los tratamientos. Se cree que hacia 1527 Hans comenzó a realizar trabajos como artista independiente, tanto pinturas como diseños para ilustraciones, y que alternó estas ocupaciones con otras actividades relacionadas con el negocio familiar. A principios de la década de 1530 su nombre figura como receptor de unos pagos por un trabajo de su padre. Según parece, después de su aprendizaje en Wittenberg realizó un viaje a Italia que pudo ser de estudios, pero murió en la ciudad de Bolonia, sin saberse si ésta era la etapa final del trayecto o si el joven estaba de paso. Las dos únicas obras firmadas que se conocen de Hans Cranach son este retrato y la tabla con Hércules en la corte de Onfala, que también pertenece al Museo Thyssen-Bornemisza; ambas pinturas son piezas fundamentales para determinar su estilo y para establecer diferencias con otros miembros del taller, incluido su padre.
El retrato del Museo sigue el esquema y el formato difundidos por Lucas Cranach, el Viejo, para representaciones de este tipo. El hombre, de busto, posa ante un fondo verde sobre el que se proyecta una densa sombra a la izquierda. La luz que recibe ilumina un rostro cuadrado en el que la barba, por su diseño, acentúa más esta forma de la cara. Hans Cranach ha dibujado con precisión partes tan significativas como los ojos, las cejas y la nariz, dedicando menos atención al cuerpo y a las manos, que resultan algo planas.
Este retrato, como se demostró, es la pareja del de una mujer conservado en el Musée du Petit Palais, París. La dama, en la pintura de París, se representa con una postura similar a la del caballero del Museo Thyssen-Bornemisza; ambos guardan, además, similitudes estilísticas en partes tan significativas de sus rostros como la nariz y las cejas, y comparten el peculiar sombreado en los párpados superiores de los ojos. Sin embargo, en ese retrato femenino, Hans Cranach ha puesto un interés mayor en la construcción de las manos y del traje, que, en este caso, tienen más volumetría que en el del hombre. Estas dos tablas tal vez formaron un díptico y, aunque no se conoce la identidad de los modelos, se ha señalado la posibilidad de que fueran un matrimonio burgués de Wittenberg o bien un encargo hecho con motivo de un enlace nupcial. Los dos óleos tienen unas dimensiones parecidas, rasgos estilísticos comunes y sus reversos muestran el mismo tipo de marmolizado. El retrato del Museo Thyssen-Bornemisza ha intentado identificarse, sin ningún éxito, con el propio Hans, así como con su padre, Lucas Cranach.
La tabla ingresó en la colección Thyssen-Bornemisza en 1933 procedente de la galería Fleischmann, de Múnich. A la muerte de Hans Thyssen-Bornemisza, en 1948, correspondió en herencia a uno de sus hijos, pero fue recuperada para la colección al año siguiente a través de la galería Böhler.
Mar Borobia