Vaso chino con flores, conchas e insectos
Balthasar van der Ast, artista especializado en pintura de flores, se formó con Ambrosius Bosschaert, del que también fue cuñado. Sus composiciones se inspiran y siguen los esquemas de su maestro aunque sus motivos están tratados con una mayor suavidad en el trazo y en la pincelada. Los paralelismos que se detectan entre su producción y la de la familia Bosschaert han llevado en algunas ocasiones a incluir su figura dentro del mismo contexto. Van der Ast tiene una extensa producción de difícil cronología, ya que sólo fechó sus óleos en la década de 1620.
La tabla Vaso chino con flores, conchas e insectos está firmada por el artista y datada en 1628 en el ángulo inferior derecho. El diseño que sigue es parecido en su puesta en escena y ordenación a los empleados por Ambrosius Bosschaert. Así, encontramos sobre una simple, lisa y sencilla encimera, que emerge de la oscuridad del fondo, un jarrón lleno de flores de animado colorido, en el que predominan los rojos, amarillos, anaranjados, rosas y blancos. El bouquet se ordena siguiendo un eje central que marca la única flor azul, un iris, que corona el conjunto. En distintos niveles se va acoplando un selecto grupo de especies, presentadas en el momento de mayor esplendor, y en el que las rosas, de pétalos aterciopelados, ocupan el borde del recipiente. Los planos, secundarios y posteriores, se aprovechan para dibujar los tallos y las hojas de las ramas de este generoso florero. El recipiente que Van der Ast emplea es de origen oriental, con pie metálico, muy similar al usado por Bosschaert en la pintura conservada en el Museo Thyssen-Bornemisza. Pese a la similitud de los jarrones, Sam Segal detectó en las piezas un gusto hacia la decoración con pájaros y saltamontes en el caso de Van der Ast y hacia las flores en el de Bosschaert.
En este bodegón se han incluido algunos de los elementos más característicos de las composiciones del pintor. Entre ellos destacamos las conchas, los insectos y el decorativo lagarto, justo encima de la firma del artista, que vigilante, serpentea con agilidad su cuerpo. Las conchas ocupan un lugar especial en los bodegones de Van der Ast, y su representación, al igual que las delicadas variedades que eligió para sus ramos, hay que ponerlas en relación con el coleccionismo de curiosidades y rarezas que tuvo destacados seguidores en Holanda.
En este y en otros bodegones de Van der Ast encontramos mariposas que se posan, como es el caso, en lugares visibles de la encimera o de las llamativas hojas de las flores, o insectos y gusanos que las recorren y con los que se han establecido paralelismos de corte moralizante, pero, por encima de estas lecturas, la crítica ha subrayado, en sus naturalezas muertas, la primorosa selección que hizo de sus motivos.
Mar Borobia