Marina con Veleros
Jan van de Cappelle fue un autodidacta que compaginó la pintura con un próspero negocio de tintorería heredado de su padre. Además, fue un importante coleccionista de pintura holandesa, como quedó reflejado en un inventario hecho en 1680, un año después de su muerte, que incluía unas doscientas pinturas y un elevado número de dibujos. Entre las pinturas y los diseños, había trabajos de artistas especializados en paisajes, como Hendrick Avercamp, Esaias van de Velde, el Viejo, Rembrandt, de quien parece atesoró numerosos apuntes, y el pintor de marinas Simon de Vlieger, que estaba especialmente representado en su colección. Entre las pinturas había tres trabajos de Rubens, siete de Rembrandt y varios de Hercules Segers, Frans Hals y Jan Porcellis. Por tanto, Jan van de Cappelle tuvo oportunidad de estudiar directamente estas obras, extraer resultados y aplicar las conclusiones de sus observaciones a sus telas.
Jan van de Cappelle trabajó las marinas de aguas tranquilas e incorporó al género un tipo que se ha denominado «parada», donde los barcos, en puertos o en estuarios, permanecen anclados mientras se tiran salvas desde sus cubiertas, o bien una serie de personajes ilustres, en chalupas o barcas, se aproximan o se alejan de estas embarcaciones durante la celebración de algún acontecimiento. Sus composiciones se consideran clásicas por su perfección en el dominio de sus componentes y son una referencia para el género.
Marina con veleros, fechada en la segunda mitad de los años cincuenta, está firmada por el artista que ha usado en su apellido la doble «p» y doble «l», hecho que según Russell empezó a producirse en su carrera en la década de 1650. Cappelle ha organizado sus barcos en dos filas, que crean en el centro un vacío que nos permite contemplar una línea de horizonte donde ha conseguido un atractivo foco de atención por su iluminación. Más que en la descripción de las naves, Cappelle está interesado en plasmar la atmósfera en la que se desenvuelve el episodio y que capta a través de la luz y sus reflejos, con las velas que se despliegan en el cielo, iluminadas y a contraluz, y con las sombras transparentes que se crean y sus reflejos en las apacibles aguas. Parte de estos efectos se aprecian en los primeros planos, donde el mar irradia, en difusas manchas, las sombras que absorben hasta el colorido de las vestimentas de las figuras de las cubiertas. La meditada composición se abre a los lados con pequeñas barcas, cargadas de personajes, que nos conducen al plano intermedio donde el artista ha situado los barcos de mayor calado.
El cuadro perteneció a la colección de Henry Danby Seymour. Hacia mediados del siglo XIX Waagen visitó esa colección y catalogó la pintura como una obra de Willem van de Velde, el Joven. Esta atribución, recogida por Gaskell, pudo deberse, como señala este historiador, al estado en que se encontraba la pintura y a la difícil lectura de su firma. También pudo contribuir el hecho de que Willem van de Velde estuviera más valorado que Cappelle durante los siglos xviii y xix.
Mar Borobia