Santa Catalina ante el Papa en Aviñón
Santa Catalina, canonizada en 1461 por el papa Pío II, nació en Siena hacia 1347. Pese a la oposición familiar, que quería que contrajera matrimonio y formara una familia, ingresó en la orden de santo Domingo como hermana terciaria. La santa, que llevó una vida de privación y penitencia, dedicó su existencia a ocuparse de los enfermos. Entre los episodios más representados de su vida se encuentran los desposorios místicos, el éxtasis de la santa o el milagro que tuvo lugar ante la tumba de santa Inés, por quien Catalina sentía una profunda devoción. Entre estas historias se encuentra también la visita que hizo al papa Gregorio XI en Aviñón, para que la curia se trasladara a su residencia habitual en Roma. Santa Catalina murió en Roma en 1380.
Esta tabla procede de la predela de un altar que estuvo en la iglesia de Santa Maria della Scala en Siena. El conjunto fue desmembrado y cortado, según testimonio del abad Giovanni Girolamo Carli, en la segunda mitad del siglo XVIII, en piezas de distintas dimensiones que se destinaron a varias dependencias del recinto. Las once tablas que constituyeron este banco del retablo se han identificado en varios museos y colecciones privadas y son las siguientes: Santa Catalina tomando el hábito de la orden de los dominicos y Santa Catalina y el mendigo en el Museum of Art de Cleveland; Los desposorios místicos de santa Catalina, Santa Catalina intercambiando su corazón con el de Cristo y La muerte de santa Catalina en diferentes colecciones privadas; Santa Catalina recibiendo los estigmas, Santa Catalina rogando a Cristo la resurrección de su madre y La milagrosa comunión de santa Catalina en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York; Santa Catalina dictando sus diálogos en la colección del Institute of Arts de Detroit; y por último, La Crucifixión, escena central de la predela, que se halla en el Rijksmuseum de Utrecht.
La pieza central de este retablo, en cuya predela, como hemos visto, se desarrollaba un ciclo bastante completo de la vida de la santa, según el testimonio de Carli, fue una Presentación en el templo que se ha identificado con la que se conserva en la Pinacoteca de Siena. El conjunto fue encargado a Giovanni di Paolo, en 1447, por el gremio de los Pizzicaioli con el deseo de que estuviera finalizado en 1449.
Giovanni di Paolo sitúa su escena en un conciso, pero expresivo interior, donde la santa y su acompañante parecen sobrecogidas por el entorno. Esta impresión se desprende de sus menudas y delgadas figuras si se comparan con el volumen y con la presencia que adquieren los miembros de la curia. Las cabezas están bien diseñadas y a la composición no le restan robustez los ricos motivos decorativos encargados de transmitirnos la suntuosidad que el papado desplegó en Aviñón. A pesar de la ingenuidad que arroja el episodio por la construcción, Giovanni di Paolo consigue, con los colores y con los personajes, una escena elegante cargada de fuerza.
Se han hecho varias reconstrucciones del altar de Santa Maria della Scala y también se ha discutido si esta predela, con escenas de santa Catalina, podía o no pertenecer a este conjunto, concluido, según los documentos, en 1449, aunque la santa fue canonizada en 1461. Sobre este tema seguimos la tesis de Boskovits, para el que la predela es un elemento añadido al conjunto a posteriori y cuya ejecución, más o menos, coincidió con el año de canonización de la santa de Siena.
Mar Borobia