Vista de un puerto fluvial con el Castillo de Sant'Angelo
Esta pareja de tablas estuvo atribuida en los catálogos de la colección Thyssen-Bornemisza, hasta el estudio de Gaskell, a Joos de Momper. Ambas se encuentran firmadas con las iniciales «IDM», en el ángulo inferior izquierdo, en el caso de la vista con el castillo de Sant’Angelo, y en el centro del borde inferior, en la vista de un pueblo. Joos de Momper, criado en un ambiente artístico, ya que tanto su padre como su abuelo fueron pintores, está inscrito, en 1581, en el gremio de pintores de su ciudad natal, Amberes, trabajando ya como artista independiente. Desde esta fecha hasta 1590, año en el que está documentado de nuevo en Amberes con motivo de su matrimonio, se ha pensado que tal vez viajó a Italia, donde pudo trabajar con el pintor flamenco de Treviso Lodewijck Toeput, conocido como Ludovico Pozzoserrato. Joos de Momper cuenta con una extensa producción que apenas dató y firmó, problema que ha dificultado la organización de su corpus de obras, así como de su cronología. A esto hay que añadir que dos de sus hijos, Philippe y Gaspard, trabajaron con él, al igual que su sobrino Frans, que además pintó paisajes siguiendo las pautas de su tío. Entre los temas que Momper trató se encuentran las vistas montañosas, los bosques, parajes con grutas y escenas de invierno tratadas en pequeño o gran formato; en sus primeras obras se detecta el estudio de Pieter Bruegel el Viejo y Paulus Bril. Su figura, y especialmente su trabajo, han sido apreciados y valorados por la crítica, que ha visto en él el broche que cierra brillantemente el paisaje manierista, abriendo el género a un concepto más naturalista que se desarrollará plenamente durante el siglo XVII.
Estas dos pinturas proceden de la colección de la baronesa Isbary, en Viena, donde estaban en 1935, siendo subastadas, ambas, en Londres en 1962. Posteriormente estuvieron registradas en una galería de Nueva York, donde en 1967 fueron adquiridas para la colección Thyssen-Bornemisza.
Las pinturas se dieron a conocer cuando formaron parte de la colección de la baronesa Isbary, participando en 1935 en una exposición celebrada en el palacio Pallavicini y siendo estudiadas por Raczyński en 1937. Por este historiador sabemos que estas dos tablas formaron parte de una serie de cinco paisajes mientras estuvieron en la colección vienesa, representándose en dos de ellas vistas italianas, ruinas en otras dos y un bosque con un barranco en la restante. Raczyński atribuyó estos dos paisajes a Momper, basándose, en parte, en un estudio que Zoege von Manteuffel había hecho unos diez años antes sobre un paisaje, hoy en paradero desconocido, que perteneció al Museo de Dresde y que estaba firmado también con las iniciales IDM. La autoría de estas obras a Momper fue rechazada por Koester, que encontró el conjunto inconexo, sumándose posteriormente a esta tesis Ertz y Gaskell.
Sin embargo, las dos pinturas del Museo Thyssen-Bornemisza mantienen nexos con obras de Momper. Es el caso de la vista con el castillo de Sant’Angelo, que, junto con un grupo de seis trabajos en los que se introducen variaciones con este motivo arquitectónico, se ha relacionado con un dibujo atribuido precisamente a Joos de Momper conservado en la Albertina de Viena. La vista de un pueblo con un río, de la que también se conocen versiones, se ha relacionado con otro dibujo atribuido a Frans Momper, conservado en las National Galleries of Scotland.
Ambos paisajes representan pintorescas aldeas en las riberas de unos ríos que van profundizando en la composición a través de sus curvas y recodos, y que van dejando a su paso, en sus orillas, testimonio de la actividad que tiene lugar en sus aguas. Las dos pinturas se construyen con un punto de vista alto y están elaboradas con un dibujo preciso. En ellas se alternan las gamas terrosas de los primeros términos, planos estos que también se aprovechan para colocar amplias manchas de sombra, con otros verdes y azulados, que conforme se dilata el paisaje se van transformando hasta tornarse en blanquecinos. Gaskell apuntó la posibilidad de que el pintor de estos óleos hubiera tenido acceso a los trabajos del taller de la familia de Momper, siendo, por tanto, prudente, según el criterio de este historiador, asignar estas dos tablas a una personalidad anónima que se esconde, de momento, bajo unas iniciales.
Mar Borobia