La Virgen y el Niño con santa Rosa de Viterbo
La Virgen y el Niño con santa Rosa de Viterbo, junto con la Adoración de los Reyes, actualmente en el Toledo Museum of Art, Ohio, fueron adquiridos en España por Mr. Stanhope, más tarde Lord Harrington, embajador inglés en Madrid, figurando en su colección en Gran Bretaña en 1729. En 1883, ambos lienzos se encontraban entre los bienes de sus descendientes, los duques de Rutland, en Belvoir Castle, y fueron puestos a la venta, en 1926, en la sala Christie’s de Londres procedentes de esta última colección. En 1930 los dos cuadros estaban en la colección florentina Contini-Bonacossi, siendo registrados por Longhi y Mayer mientras permanecieron allí. Sin embargo sólo La Virgen y el Niño con santa Rosa de Viterbo ingresó en la colección Thyssen- Bornemisza en 1968, a través de la galería romana Jolanda D’Antoni, siendo su último propietario el conde Alessandro Contini Bonacossi. En el catálogo de la colección Thyssen-Bornemisza de 1969, cuyo comentario realizó Rudolf Heinemann, se indicó, con interrogación, como posible procedencia original, los Capuchinos de Sevilla. Esta suposición fue rechazada por Diego Angulo, que consideró el apunte hecho por Mayer sin fundamento alguno.
La joven de esta pintura ha estado erróneamente identificada en anteriores catálogos de la colección Thyssen-Bornemisza, así como en varias publicaciones de la década de 1980, como santa Rosalía de Palermo, ermitaña que vivió en una cueva cerca de aquella ciudad, donde llevó una vida ascética y entre cuyos atributos se encuentran las rosas blancas. La niña de esta obra de Murillo es santa Rosa de Viterbo, terciaria franciscana que murió a mediados del siglo XIII y que se reconoce también por las rosas que suele portar en un cesto o en los pliegues del vestido. Su identidad se refuerza en esta obra por la escena secundaria que el artista pinta a la izquierda, en la que santa Rosa predica a una multitud, un hecho singular dada su edad que se resalta en los textos sobre su vida.
Esta tela se ha situado en la producción de Murillo hacia 1670 o un poco después, correspondiendo a su etapa de madurez. El óleo, que pudo estar destinado por sus dimensiones a algún altar, muestra en primer plano, y a gran tamaño, el tema principal, donde el artista ha recuperado esquemas clásicos al inscribir a sus tres personajes en un equilibrado triángulo. Estas tres figuras están acompañadas, a la derecha, por cuatro mártires con sus palmas, vestidas con inmaculadas túnicas blancas que tienen como contrapunto, entre nubes, a cuatro nutridos angelitos que son testigos del suceso que está teniendo lugar. La pincelada que deshace las formas, como se percibe en las jóvenes de la derecha o en los ángeles, o el mundo emocional que desprenden las miradas, gestos y actitudes del grupo central, hacen de esta pintura un buen ejemplo en el que también se dan cita la suavidad y la delicadeza que hicieron célebre al pintor. En torno a los años en que está fechado el óleo, Murillo había concluido la segunda entrega de pinturas para el convento de los Capuchinos y había iniciado su colaboración con el Hospital de la Caridad de Sevilla.
Un lienzo conservado en la Wallace Collection de Londres se ha puesto en relación con nuestra pintura por la semejanza de su composición. En la tela de Londres, donde se invierte la imagen del Museo, se reproduce de medio cuerpo a la Virgen y de busto a la santa. La postura que en el óleo adopta el Niño Jesús difiere algo de la nuestra, ya que, sentado a horcajadas sobre una de las rodillas de su Madre, agarra con una mano la túnica de María mientras que la otra la adelanta para recoger la rosa que le ofrece la santa. También existe un dibujo que presenta analogías con la pintura de Londres, conservado en la Biblioteca Nacional de Turín, y en el que se muestra la composición de la Wallace Collection entera. En este diseño, la santa lleva el cabello suelto cayendo por los hombros, así como un rosario que cuelga del cinturón de su hábito. Estos detalles llevaron a Diego Angulo a suponer que la obra de la Wallace Collection podía reproducir un original perdido del maestro sevillano. Diego Angulo menciona copias de la composición del Museo Nacional Thyssen-Bornemisza en las colecciones madrileñas del duque de Fernán Núñez y del marqués de Saltillo, así como en Utrera, en una colección privada.
Mar Borobia