Vista del puerto en Rotterdam
La mayor parte de la vida del pintor holandés Johan Barthold Jongkind transcurrió en Francia, primero como protegido del Príncipe de Orange y más tarde como pintor independiente. En 1855, desilusionado por la escasa valoración de su obra en el Salon de París y acosado por sus cuantiosos acreedores, abandonó la capital francesa y regresó por un periodo de cinco años a su país. Instalado en la ciudad portuaria de Rotterdam, donde mantuvo el contacto con sus amistades parisienses, en especial con Corot, Rousseau, Daubigny, los componentes de la Escuela de Barbizon y con su marchante de París, Firmin Martin, consagró su tiempo a pintar de forma casi exclusiva el paisaje de los alrededores, con los característicos molinos holandeses, o vistas de los diferentes puertos cercanos.
Esta Vista del puerto en Rotterdam, de la colección del Museo Thyssen-Bornemisza, fechada en 1856, fue realizada poco después de su retorno a los Países Bajos. Rotterdam era ya por aquel entonces el más importante puerto de la Europa septentrional, situado en un enclave privilegiado al que se podía acceder tanto desde el Mar del Norte como desde el interior del continente por las profundas aguas del río Mosa. Como en otras muchas obras similares, en esta pintura el artista representa los muelles del ajetreado puerto holandés con numerosos barcos atracados en plena faena de descarga.
En la estructuración del espacio se aprecia la huella de la pintura de marinas holandesa del siglo XVII que Jongkind conocía bien desde sus años de formación con Andreas Schelfhout. Fiel a esta tradición, elabora una equilibrada composición a base de contrastes: la geometrizada verticalidad de los mástiles, más o menos elevados, se contrapone a la fluidez de las nubes, los tonos oscuros de las embarcaciones resaltan a contraluz sobre la luminosidad del cielo y el brillo de las aguas, y la factura suelta del cielo se opone, a su vez, a la precisión dibujística de los barcos. Seguramente se trata de un óleo realizado en el estudio a partir de esbozos previos en acuarela hechos del natural, en los que el pintor captaba apresuradamente sus impresiones, ya que como escribía a su amigo Smits, el 22 de noviembre de 1856, ese era su procedimiento habitual: «Las he pintado del natural, bien entendido que he hecho las acuarelas a partir de las cuales pinté mis cuadros».
A pesar de que se trata de una obra de fecha relativamente temprana, Jongkind, considerado como Boudin precursor del impresionismo, muestra ya un vivo interés por la representación de los cambios atmosféricos y por la captación de los efectos de la luz en las aguas y el cielo. Como señaló en 1882 Edmond de Goncourt, Jongkind ejerció una gran influencia en el desarrollo del paisaje moderno y Édouard Manet le otorgaría el título de «padre de la escuela paisajista». Claude Monet, por su parte, manifestaba: «Jongkind fue mi verdadero maestro. La educación de mi vista se la debo a él.»
Paloma Alarcó