Fumadores en un interior
En la década de 1630, etapa en la que se ha situado Fumadores en un interior, David Teniers II ingresó, en 1633, en la Guilda de San Lucas de Amberes y contrajo matrimonio con una hija de Jan Brueghel, Anna. David Teniers II se formó con su padre, trabajó sobre todo la pintura de género aunque también ejecutó paisajes, pintura mitológica, de historia y religiosa. Está considerado junto con Adriaen Brouwer una de las figuras más relevantes de la pintura flamenca del siglo XVII. De David Teniers II nos ha llegado una gran producción de la que se conservan pinturas fechadas en los años ochenta, cuando el artista había cumplido setenta años. Teniers II estuvo al servicio del archiduque Leopoldo Guillermo, gobernador de los Países Bajos, y fue decano de la Guilda de Amberes, donde, en 1665, abrió una Academia tras conseguir el consentimiento del rey de España, Felipe IV, y el del correspondiente gremio de la ciudad.
Teniers II tuvo como modelo para sus temas de género a Adriaen Brouwer, pintor en el que no sólo se inspiró sino al que también copió por encargo, como se desprende del texto de un documento recogido por Denucé. A Brouwer se debe también el tema de los fumadores en interiores, novedad que incluyó dentro de la pintura de género durante su estancia en Amberes. Independientemente de la fuente que sirvió a David Teniers II para elaborar sus pinturas con este motivo, estos fumadores son un ejemplo del trabajo y de los logros del artista en cuanto a composición, tratamiento del espacio y reinterpretación del asunto. Teniers II coloca en un interior, en el que predominan los tonos pardos y marrones, a tres hombres sentados alrededor de un tonel que sirve de mesa provisional. Estas tres figuras disfrutan con sus largas pipas del placer de fumar. Así, el personaje de la izquierda, sentado y apoyando uno de sus pies para mayor comodidad en un escabel, procede a encender su pipa; el segundo, a la derecha, inclina su cuerpo hacia atrás, posición que nos incita a pensar que está saboreando la bocanada que acaba de dar y de la que todavía queda el humo que sutilmente se va desvaneciendo en el ambiente. El tercer hombre que cierra este grupo principal, se ha colocado casi frontalmente, echado hacia delante y profundamente concentrado en el objeto que sostiene entre sus manos. Teniers II completa la escena con un segundo foco de atención, al lado de una chimenea, y con un curioso que asoma su cabeza por una pequeña ventana que nos remite por la luz al exterior. Junto a estos personajes populares y al colorido, en el que destacan el blanco y el rosa de las camisas de las dos figuras principales, hay que subrayar el acento que el pintor ha puesto en los distintos enseres que constituyen este humilde interior. Es el caso del jarro colocado a la izquierda, de la madera empleada para el tosco mobiliario —la silla, los taburetes y el tonel— o del sencillo bodegón que, con pocos objetos, se organiza encima de la cuba y en la estantería al fondo del local. Cada uno de estos elementos expresa un mundo de texturas al que Teniers II dispensó un trato especial en sus composiciones.
Esta pintura antiguamente se conocía con el nombre de El gorro verde, accesorio que aparece colgado del respaldo de la silla del personaje a nuestra izquierda. Este título, de corte comercial, fue sustituido por Gaskell por el más genérico de Fumadores en un interior.
Mar Borobia