Arquitectura pictórica
1918
Óleo sobre lienzo.
45 x 53 cm
Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid
Nº INV.
714
(1976.17
)
Sala 43
Planta primera
Colección permanente
Cuando en 1916 Malévich organizó el grupo Supremus, del que formaría parte Popova, junto a otros artistas como Rózanova, Kliun, Udaltsova y Puni, ninguno de sus componentes era un verdadero suprematista. Como ha señalado Tatiana Goriacheva, para ellos «el suprematismo fue más un impulso en la búsqueda de su camino individual en el nuevo arte, que un manual para la acción». Por otra parte, la mayoría de estos artistas consideraban complementarios el suprematismo de Malévich y el constructivismo de Tatlin, e intentaban encontrar un lenguaje de síntesis de ambos. De hecho, como se puede verificar en estas Arquitecturas pictóricas, en la práctica, se demuestra que ambas tendencias eran perfectamente compatibles dado que tenían raíces comunes —el cubismo y el futurismo— y compartían la geometría como base de su pensamiento plástico.
La serie de las Arquitecturas pictóricas —o Composiciones arquitectónicas—, representada en la colección del Museo Thyssen-Bornemisza por Arquitectura pictórica (Bodegón: Instrumentos) y estos dos lienzos de menor formato, constituye un perfecto ejemplo de la peculiar combinación que hace Popova del suprematismo de Malévich y el protoconstructivismo de Tatlin. Con estas construcciones geométricas, la pintora se concentra en la creación de una «arquitectura pictórica» para dejar al descubierto el orden rítmico de los elementos, la armonía de sus proporciones y sus combinaciones de color. La búsqueda de una fórmula de la estructura compositiva ideal le lleva a experimentar con la interacción de diversos planos de color que se convertirían en el medio expresivo de sus composiciones. Sobre estas construcciones de color, luz y espacio, que ocupan la totalidad de la superficie del lienzo, escribía Magdalena Dabrowski que «las formas vibran con el color y la textura, creando un todo dinámico». Es precisamente esta interacción entre los diferentes planos lo que otorga dinamismo a sus composiciones abstractas.
Paloma Alarcó
La serie de las Arquitecturas pictóricas —o Composiciones arquitectónicas—, representada en la colección del Museo Thyssen-Bornemisza por Arquitectura pictórica (Bodegón: Instrumentos) y estos dos lienzos de menor formato, constituye un perfecto ejemplo de la peculiar combinación que hace Popova del suprematismo de Malévich y el protoconstructivismo de Tatlin. Con estas construcciones geométricas, la pintora se concentra en la creación de una «arquitectura pictórica» para dejar al descubierto el orden rítmico de los elementos, la armonía de sus proporciones y sus combinaciones de color. La búsqueda de una fórmula de la estructura compositiva ideal le lleva a experimentar con la interacción de diversos planos de color que se convertirían en el medio expresivo de sus composiciones. Sobre estas construcciones de color, luz y espacio, que ocupan la totalidad de la superficie del lienzo, escribía Magdalena Dabrowski que «las formas vibran con el color y la textura, creando un todo dinámico». Es precisamente esta interacción entre los diferentes planos lo que otorga dinamismo a sus composiciones abstractas.
Paloma Alarcó