Composición
«La naturaleza, que fue decorada por los neorrealistas y los neoimpresionistas, fue hecha añicos por el futurismo. El suprematismo ha pintado con sumo cuidado en diferentes colores estas formas rígidas y las ha presentado como arte nuevo», escribía Kliun en 1919. Iván Kliun permaneció fiel a su interés por la representación pictórica de las formas abstractas y, al contrario que Suetin y otros suprematistas, nunca derivó hacia las artes aplicadas. En 1907 había conocido a Malévich, quien le retrató en 1913, y en 1916 colaboró con él en la creación del grupo Supremus y la revista del mismo nombre, pero pronto se separó de los modelos del suprematismo y mostró un especial interés por el purismo de Léger y Ozenfant. Sin abandonar las estructuras geométricas suprematistas, ni su dogma plástico según el cual las superficies geométricas independientes flotaban en un espacio con sensación de infinito, la pintura de Kliun evolucionó hacia unas composiciones en las que lo esencial era el efecto de luminiscencia. En esta, de 1917, podemos apreciar que el artista quería encontrar una explicación racional «del color, la forma, la luz y la textura» a través de los contrastes lumínicos.
Paloma Alarcó