Mar en calma
Claude-Joseph Vernet, famoso por sus marinas, fue el pintor francés más admirado en este subgénero hacia mediados del siglo XVIII. Vernet se inició en la pintura con su padre, un artista local de Aviñón, para seguir su aprendizaje con Philippe Sauvan y más tarde en Aix-en-Provence con Jacques Viali, artista en cuyo repertorio se incluían los paisajes y las marinas. En 1734, con el patronazgo del marqués de Caumont, se encuentra en Roma, donde residió casi veinte años. Allí estableció contacto con la Academia francesa y completó su formación con el pintor de Lyon Adrien Manglard, además de estudiar a clásicos como Claudio de Lorena, Salvator Rosa y Gaspar Dughet. Con estos antecedentes, la especialización de Claude-Joseph Vernet estaba bastante definida. A Vernet le llegaron los primeros éxitos en la década de 1740, con la clientela distinguida que hacía el Grand Tour, principalmente turistas británicos y franceses. En ese periodo empezó a exponer sistemáticamente en el Salon, donde acudió por primera vez en 1746 con los elogios de Diderot; ingresó en la Academia francesa como miembro en 1753. El envío de obras al Salon desde Italia contribuyó eficazmente al conocimiento de su pintura en su propio país, al que en 1751 el marqués Marigny le pidió, sin mucho éxito entonces, que regresara.
En el repertorio de Vernet se incluyen vistas de rincones pintorescos, vistas topográficas, así como paisajes imaginarios. Sin embargo, entre esos temas el que obtuvo una mayor aceptación y reputación internacional fue el de las marinas, perspectivas especialmente inspiradas en las costas italianas y en las que Vernet combinó de forma acertada factores que hicieron de esas telas objetos codiciados por los coleccionistas de la época. Una de sus especialidades fueron las parejas de pinturas donde se representa el mar en calma y el mar encrespado, así como series en las que va reproduciendo la costa con la luz de las distintas horas del día. Sus telas con marinas reflejan el estudio que hizo de Claudio de Lorena, aunque sus resultados, en muchos aspectos, resultan menos idealizados.
Esta pareja de óleos fue una adquisición hecha en 1983 por Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza. Con anterioridad había formado parte de una colección privada argentina, de donde pasaron al comercio londinense en 1978. De Gran Bretaña viajaron a una colección privada en América del Norte, siendo adquiridas por el barón en Nueva York.
Ambos lienzos están firmados por Vernet y fechados en Roma en 1748, y en ellos se fijan los rasgos de un estilo que fue particularmente apreciado. En los dos óleos se concede gran protagonismo al cielo, donde el artista se deleita en describir los efectos atmosféricos. En el caso de Mar tempestuoso, Vernet capta las ráfagas de agua y viento que sacuden el espigón y el fuerte de la izquierda, mientras que en Mar en calma se complace en las brumas de un atardecer que evoca la pintura clasicista del siglo XVII. Estas vistas se completan con figuras que no son meros accesorios, ya que nos proporcionan información. Así, en el caso de Mar tempestuoso, se afanan por enderezar una embarcación que ha naufragado, encallada entre las rocas, de la que vemos a un superviviente aferrado al acantilado. El dramatismo de la escena amplifica un efecto atmosférico que desaparece en su pendant, donde tranquilos grupos de pescadores, a la caída de la tarde, se entretienen en sus labores junto a dos mujeres con las cestas repletas de pescado. La paleta, de colorido grato, la excelente observación del natural, así como la pincelada suave y un punto de decorativismo, hacen de Vernet uno de los paisajistas más interesantes del siglo XVIII.
Mar Borobia