La Anunciación
Esta Anunciación fue una adquisición que el barón Hans Heinrich Thyssen-Bornemisza realizó en 1977, año en el que la obra figuró en el comercio italiano de arte.Con anterioridad había pertenecido a una colección privada, con sede en Roma, y durante el siglo XIX a la colección de Thomas Pelham Hood, en Springmount, Ulster.
Benedetto Bonfigli nació en Umbría. Sus primeros trabajos desprenden el estudio que hizo de artistas como Fra Angelico, cuyo peso será bastante decisivo en su pintura, Domenico Veneziano, documentado en Perugia entre 1438 y 1454 y en el que se inspira para sus fondos de paisaje, y Gentile da Fabriano. La primera referencia que de él se tiene, ya en el ejercicio de su oficio, es de 1445, y en ella se menciona la ejecución de una Virgen para una capilla de la iglesia de San Pietro en Perugia. Uno de sus mejores trabajos fue la decoración al fresco de una capilla en el Palazzo dei Priori, también en Perugia, iniciada en 1454. Benedetto Bonfigli también se dedicó al ornato de estandartes para cofradías de los que nos han llegado varios ejemplos.
La Anunciación fue dada a conocer por Federico Zer en un denso artículo donde la atribuyó a Benedetto Bonfigli. Si bien la asignación no generó dudas, no ha sido el caso del lugar que ocupa este conocido episodio de la vida de la Virgen en la producción del artista y que ha oscilado entre las décadas de 1440 y 1450.
Bonfigli sitúa las figuras de la Anunciación al aire libre, en una terraza que nos permite contemplar una vista con una idílica ciudad a la orilla de un lago. El pintor ha utilizado el oro en amplias zonas de la pintura y no sólo para resaltar los detalles que enlazan con la divinidad, como pueden ser los nimbos o las hermosas alas del ángel, sino también para pormenores más terrenales como el estampado de las telas y para el cielo de donde emerge, entre querubines, Dios Padre, que envía directamente al corazón de María la paloma del Espíritu Santo con dos pequeñas llamas. No obstante, el uso del oro, que se asocia al recuerdo del gótico tardío, presente en la tradición local del entorno de Bonfigli, no resta ni profundidad ni perspectiva a la escena, ni quita realidad a los distintos elementos que la componen, y contribuye, además, en este caso, a generar el ambiente propicio para el milagro. El pintor ha optado por una puesta en escena en la que a los destellos dorados se añaden otros elementos procedentes del mundo gótico, como las tracerías de las ventanas de la logia, a la derecha, o los remates de algunos edificios de la ciudad, que combina con acierto con otros de raíz puramente clásica, como el murete que separa la escena de la ciudad, cuyo diseño y materiales nos remiten a fórmulas más modernas.
La pintura que para Zeri resultó exquisita y deliciosa se inspira para el paisaje en composiciones de Domenico Veneziano. Precisamente se ha comparado con la Adoración de los Magos, de la Gemäldegalerie de Berlín, de la que Bonfigli tal vez tomó el motivo de los pinos, situados en nuestra obra justo en la media distancia y que sirven de pantalla para incrementar la profundidad. La influencia de Fra Angelico también se ha subrayado en detalles como el del delicado florero de cristal, cuya boca cubren las rosas.
Mar Borobia