Vista de las ruinas de Olinda, Brasil
Frans Post viajó a Brasil con la expedición organizada por Juan Mauricio de Nassau-Siegen; se embarcó el 25 de octubre de 1636 y atracó en Recife en 1637. En el séquito de Juan Mauricio de Nassau, que había sido nombrado gobernador de la colonia holandesa, había también comerciantes, militares y científicos; con Post también iba el pintor de animales y figuras Albert Eckhout. La misión de esta expedición era establecer en Brasil una zona donde la Compañía Holandesa de las Indias Occidentales pudiera operar con seguridad. Juan Mauricio de Nassau concibió el proyecto con una vertiente científica que permitió estudiar la topografía del terreno, junto con la fauna y la flora del país, aunque su principal objetivo era comercial.
Durante los años que Post pasó en el Nuevo Mundo (regresó a Holanda en 1644) realizó vistas y tomó numerosos apuntes del terreno y de su entorno. De las pinturas que elaboró in situ sólo nos han llegado seis conservadas casi todas en el Musée du Louvre. Estas telas constituyen toda una novedad dentro del paisajismo holandés y en ellas destacan la sencillez y la ingenuidad con las que el artista representó estos desconocidos y nuevos espacios; la temática exótica fue la vía que Post cultivó cuando se estableció en Haarlem el año de su regreso. Apoyado en el material y en los apuntes de este viaje, se especializó en vistas de las Indias Occidentales que fueron perdiendo rigor topográfico con el paso de los años, los aspectos más exóticos de la flora y la fauna se acentuaron, y los colores se transformaron en otros más saturados, muy distintos de los que el artista había empleado en sus primeras obras.
Post, con un punto de vista alto, nos ofrece la visión de una gran llanura que se extiende, a la derecha, hasta el horizonte donde se abre al mar y a una gran bahía. La panorámica corresponde al asentamiento portugués de Olinda, arrasado por los holandeses en 1631, y del que quedan como testigos de la destrucción los edificios en ruinas por los que asoma una poderosa vegetación. Post aprovecha el centro de la tela y los primeros planos para dibujar un polvoriento camino, con edificios a ambos lados, que nos conduce hasta el mar y en el que coloca varios grupos de nativos.
Con este mismo tema se conocen tres versiones más, dos de ellas con una inscripción por la que ha podido identificarse esta vista con Olinda. La tercera, en paradero desconocido, carece, al igual que la del Museo Thyssen-Bornemisza, de este importante detalle. Las construcciones representadas en la tela, como son los conventos de carmelitas y franciscanos, la basílica, el colegio de los jesuitas o, en la lejanía, la residencia del gobernador con sus torres blancas, se recogen en estas versiones al igual que en un grabado de Caspar van Baerle editado en Amsterdam en 1647. Según parece, un cuadro registrado en las colecciones francesas, datado en 1644 y mencionado en un estudio de Smith en 1938, pudo ser el prototipo a partir del cual se elaboraron las versiones que conocemos. Post introduce como detalles exóticos una inmensa serpiente y un pájaro, ambos en el ángulo inferior izquierdo.
Mar Borobia