Sol de sequía en julio
Edward Hopper escribió en un artículo sobre su amigo Charles Burchfield que su obra estaba «claramente basada no en el arte, sino en la vida». Los dos artistas son considerados como pioneros de la denominada American Scene, pese a que el carácter del realismo de ambos era de un signo muy diferente. Mientras que el realismo de Hopper estuvo siempre marcado por una nota crítica y sentimental, el arte de Burchfield se mueve entre dos tendencias contrapuestas: un realismo crítico ante la imparable industrialización de la era moderna y un cierto espíritu romántico de exaltación de las fuerzas ocultas de la naturaleza.
Sol de sequía en julio es un ejemplo de su personal estilo fantástico, con el que pretende representar los misterios más profundos de la naturaleza. Comenzó esta obra en 1949, mientras se encontraba dando clases en la University of Minnesota en Duluth, donde conoció al editor de un periódico local de procedencia finlandesa que le habló de las visiones del campo y la naturaleza de muchos escritores de ese país nórdico, lo que aumentó aún más su propio interés por las estaciones y las condiciones climáticas. En este paisaje estival, la vegetación en primer plano en tonos marrones está mustia y necesitada de lluvia, mientras que el estanque del horizonte parece evaporarse en el caluroso día de julio. El propio sol, de un color naranja brillante, luce intenso y poderoso, castigando con sus rayos al paisaje reseco. La técnica de la acuarela está aplicada en esta obra en trazos cortos y dinámicos que eliminan la calma del lugar y transmiten una sensación de desasosiego. Burchfield, un depurado acuarelista, utilizó con frecuencia esta técnica para representar en grandes pliegos de papel equivalentes plásticos de sus impresiones ante la naturaleza.
Paloma Alarcó