Abrazo
El pintor de origen armenio Arshile Gorky podría ser definido bien como el último de los surrealistas, bien como el primero de los expresionistas abstractos. Su sugerente mundo onírico se acerca al del surrealismo, mientras que el énfasis en la autonomía de la línea, la forma y el color son un claro precedente del expresionismo abstracto. Meyer Schapiro resumía esta duplicidad y comentaba que Gorky «descubrió una atmósfera adecuada para los propósitos de la fantasía moderna».
Abrazo, del Museo Thyssen-Bornemisza perteneció durante un tiempo al Museum of Modern Art de Nueva York. Fue realizado el mismo año en que se celebró la primera muestra individual del artista en la Julien Levy Gallery, en cuyo catálogo se publicó una pequeña introducción de André Breton. Éste había conocido a Gorky en 1944 y de inmediato se convirtió en su principal valedor, aunque nunca consiguió que se vinculara al grupo surrealista. El líder del surrealismo francés se encontraba entonces refugiado en Nueva York, donde había reunido en torno suyo a un pequeño núcleo surrealista, del que formaban parte Max Ernst, André Masson, Yves Tanguy y Roberto Matta, cuya presencia en la escena artística y literaria despertó el interés de los jóvenes artistas estadounidenses.
Este lienzo, que también se conoce con el título de Good Hope Road II. Pastoral, puede considerarse un ejemplo característico de la abstracción biomórfica de Gorky que anticipó la pintura gestual americana, en la que se fundían tendencias que podrían parecer contrapuestas, como son la construcción espacial cubista y el automatismo surrealista. Fue pintado en la casa de su amigo David Hare, situada en la calle Good Hope Road, en Roxbury, Connecticut, donde Gorky vivió desde 1944 hasta su muerte en 1948.
En un interior iluminado por la luz de una chimenea se reconocen dos figuras abrazándose, y una ventana en la parte superior establece una relación entre el exterior y el interior. Julien Levy, el primer propietario del cuadro, comentaba que el pintor describía la obra como una representación suya junto a su perro y una vaca, lo que explica el interés de Gorky por basar sus pinturas en sus experiencias personales. En la composición se pueden identificar diversas influencias: de Matta adopta la decoración amébica y la forma de pintar en capas finas, de Picasso la disociación de la forma y el contorno, y la línea sinuosa con la que se perfilan las formas híbridas, flotantes y llameantes deriva directamente de las pinturas de Joan Miró. A partir de estos influjos, Gorky crea una estructura continua a través de la imbricación de los diferentes elementos del cuadro sobre un fondo indefinido, creado a base de pigmentos muy diluidos aplicados al azar, y añade una marca propia de gestualidad exuberante. En Abrazo es incuestionable la dicotomía existente entre un mundo real, que quiere comunicar emociones universales, y otro onírico y surreal surgido directamente del inconsciente.
Paloma Alarcó