La taladradora
hacia 1927 - 1929
Óleo sobre lienzo.
73 x 85 cm
Museo Nacional Thyssen-Bornemisza, Madrid
Nº INV.
633
(1978.73
)
Sala 42
Planta primera
Colección permanente
A finales de la década de 1920 František Kupka decidió abandonar la abstracción pura de los años anteriores y abordó una serie de pinturas experimentales basadas en las máquinas, a la que pertenece La taladradora, de la colección Thyssen-Bornemisza. Como sostiene Ludmila Vachtová, esta transformación supuso solamente un paréntesis en su abstracción, pues pronto se le plantearon al artista serias dudas por su excesiva dependencia de la observación directa de la maquinaria. Incluso no quiso incorporarlas en sus exposiciones retrospectivas celebradas en París en 1936 y 1946. «No sé si es buena idea volver al contenido», le escribía a su patrono Jindrich Waldes, y le explicaba: «Espero que quede claro que primero viene la pintura, no la idea». Ahora bien, esta abstracción rítmica de formas mecanicistas de pistones y ruedas es un anticipo de la abstracción de la serie Jazz-hot de Kupka de mediados de la década de 1930.
Kupka no vendió nunca La taladradora, que mantuvo en el estudio hasta su muerte. Como las demás pinturas de este ciclo no fue expuesta al público antes del fallecimiento del pintor en 1957, por lo que es difícil de datar. Aunque Vachtová la situaba hacia 1922-1924, Christopher Green se inclina a fecharla entre 1927 y 1929, por sus similitudes con L’Acier boit n. II, de esos mismos años.
Paloma Alarcó
Kupka no vendió nunca La taladradora, que mantuvo en el estudio hasta su muerte. Como las demás pinturas de este ciclo no fue expuesta al público antes del fallecimiento del pintor en 1957, por lo que es difícil de datar. Aunque Vachtová la situaba hacia 1922-1924, Christopher Green se inclina a fecharla entre 1927 y 1929, por sus similitudes con L’Acier boit n. II, de esos mismos años.
Paloma Alarcó