Taquillas de metro. Estación Kilburn nº 1
Como le ocurría a Frank Auerbach, para Leon Kossoff la figura humana se convirtió en el motivo primordial de su pintura, una pintura tratada no como una sustancia simbólica sino como un vehículo para ver la realidad. Su método de trabajo ha permanecido prácticamente inalterado, pues como manifestaba el propio artista, «un pintor está comprometido con un determinado proceso de trabajo, y su obra debe conseguir que la pintura se refiera a su manera de ver y de estar en el mundo».
La observación se convierte para Kossoff en una obsesión, por lo que cada una de sus obras ha sido precedida por numerosos dibujos previos. Para él no solamente es imprescindible la observación, sino meterse en la escena y traducir las imágenes en accidentes de su pincel. Utiliza materiales tradicionales de la pintura, como el carboncillo, para preparar sus composiciones en dibujos realizados directamente delante del motivo, que al ser trasladado al lienzo es engullido y transformado por la propia materialidad y gestualidad de la pintura.
Sus obras, más que representar, descubren y reinventan el espectáculo urbano. Taquillas de metro. Estación Kilburn n.º 1 pertenece a un ciclo dedicado a captar diversas impresiones de Kilburn Street. En este pequeño óleo, el pintor nos introduce en el subsuelo, en el interior de la estación, donde varios ciudadanos anónimos caminan hacia los andenes o hacen cola delante de las taquillas para comprar sus billetes. La escena resulta abigarrada, tanto por la empastada y expresiva pincelada, en movimiento continuo, como por la propia imagen del espacio opresivo del interior del metro. Con su manera de aplicar la pintura de forma espesa, capa sobre capa, que le da el aspecto de un bajorrelieve, Kossoff quiere simbolizar la materialidad del mundo físico.
Paloma Alarcó