Hechizo azul
A pesar de que, cuando el pintor alemán Hans Hofmann irrumpió en la escena artística norteamericana en 1932, contaba con más de cincuenta años de edad, hoy se le considera uno de los principales componentes de la abstracción americana. Ahora bien, durante su estancia en París entre 1904 y 1914 la influencia de los fauves y los cubistas le marcaría de tal forma que Clement Greenberg llegó a afirmar que Hofmann sufría «un trauma cubista».
A partir del final de la década de 1940 el artista comenzó a cultivar una suerte de figuración biomórfica que todavía se mantiene a comienzos de los años cincuenta en obras como Hechizo azul, de 1951. En esta pintura puede apreciarse un difícil equilibrio entre la herencia de la construcción espacial cubista y su nuevo interés por el automatismo surrealista. La huella de Joan Miró se combina con ciertas referencias al Picasso más surreal, en especial a su gran lienzo El estudio, de 1927-1928, que Hofmann pudo contemplar en el Museum of Modern Art de Nueva York. También se incorporan otros valores puramente pictóricos, propios de la escuela americana, en especial en el fondo de color azul que da título al cuadro. La forma saturada y vigorosa en la que está aplicado el color, con espátula, a base de grandes campos de color, y con gruesos empastes en algunas zonas, hace que la obra se aleje de cualquier tipo de atmósfera sugerente. En Hechizo azul Hofmann, una vez más, supo armonizar sus raíces y su formación europea con las novedades de su experiencia americana.
Paloma Alarcó