Figuras en una sala de espera
A comienzos de la década de 1930 John Marin abandona en parte sus composiciones urbanas y comienza a interesarse por la representación de figuras en interiores. En sus pinturas empiezan a aparecer personajes anónimos en lugares diversos de la ciudad, como el metro, un restaurante o, como en este caso, una sala de espera cualquiera. En Figuras en una sala de espera, un pequeño óleo fechado en 1931, podemos observar varios personajes anónimos y estáticos en una estancia indefinida, seguramente la sala de espera de algún edificio público. Al estar claramente aislados entre sí por el marco oscuro que los delimita, los protagonistas de la composición nos hablan de la incomunicación humana en la ciudad moderna. La composición, organizada a partir de un punto central de una gran intensidad lumínica, ocupado por una figura sentada alrededor de la cual gravitan el resto de los personajes, remite a las influencias de Cézanne y del cubismo, tan esenciales para Marin durante toda su carrera de pintor.
Paloma Alarcó