Vista idealizada con ruinas romanas esculturas y un puerto
Bartholomeus Breenbergh pertenece a la primera generación de los pintores conocidos como italianizantes. Breenbergh pudo llegar a Roma hacia finales de 1619 donde, según su propio testimonio, pasó siete años con el pintor flamenco Paul Brill. En sus primeras pinturas se ha detectado la influencia de este maestro, así como fuertes paralelismos con la obra de Cornelis van Poelenburch. De estos años se han conservado numerosos dibujos donde este holandés plasmó ruinas, arquitecturas y rincones de la campiña. Muchos de estos diseños, por la calidad en su ejecución y el esmero con el que están realizados, los firmó, siendo considerados trabajos acabados con personalidad propia que sirvieron, con posterioridad, para la elaboración de sus telas.
Breenbergh está documentado en Amsterdam en 1633, aunque se cree que pudo abandonar Italia hacia 1629. La década de 1630 se considera la más productiva de su carrera, sufriendo su creación, a partir de los años siguientes, una fuerte disminución que fue especialmente notoria en los últimos diez años de su vida. Precisamente esta pintura de la colección Thyssen-Bornemisza está fechada en 1650, un periodo del que se conocen pocas obras, siendo, por tanto, un modelo importante para valorar el estilo del pintor en esta etapa.
Esta vista imaginaria, hecha en Holanda a partir de los dibujos tomados del natural en Roma, se organiza con un sólido conjunto de ruinas a la izquierda y finaliza en un puerto. El pintor usa parte del entablamento del templo de Isis y Serapis para trazar con él, junto con la puerta de San Paolo, una profunda diagonal que nos adentra en el paisaje. Las referencias clásicas también las encontramos en primer término, esparcidas por el suelo, como son el tambor de la columna, los fragmentos de la decoración de los frisos o el realista relieve del buey con la faja del sacrificio en el lomo; en este escenario se ha incluido la escultura renacentista del Moisés de Miguel Ángel. Breenbergh ha combinado en el lienzo referencias reales con otras imaginarias, construyendo así su vista de Roma. En este contexto introduce figuras como la del artista sentado tomando notas delante de la célebre escultura de Miguel Ángel, o la del personaje tumbado, dormitando, al pie del Moisés, cuya capa, de un bermellón vibrante, es la única nota llamativa de la gama de color. Estos personajes, por sus actitudes, han sido objeto de una lectura moral en la que el afanado artista representaría la diligencia y el durmiente perezoso, la indolencia.
La composición de esta pintura se ha relacionado con un dibujo conservado en el Rijksmuseum de Amsterdam, cuyo motivo precisamente es la Porta de San Paolo en Roma2. También se han mencionado dos pinturas más de Breenbergh en las que empleó el mismo fragmento de entablamento del templo de Isis y Serapis con el mismo y distinto ángulo. Estas tablas son: Cristo con el centurión, en la Kunsthalle de Karlsruhe, de 1637, y Paisaje con Cimón e Ifigenia, de 1636, en el Musée Boucher de Perthes en Abbeville.
Mar Borobia