La cala
En diciembre de 1912, a su regreso de Fehmarn, Kirchner le escribía al jurista Gustav Schiefler, uno de los principales mecenas de los artistas de Die Brücke: «Los colores de Fehmarn son el ocre, el azul y el verde; una formación costera que a veces se acerca a la exuberancia de los Mares del Sur, con extrañas plantas de tallos gordos». Esta tranquila y pequeña isla del mar Báltico, unida a tierra por un paso elevado, se había convertido en uno de los lugares preferidos por Kirchner para pasar los veranos y poder pintar con libertad, lejos del ajetreo de la gran ciudad.
La obra representa varias bañistas en una de las características calas de la isla. Rememora los desnudos en el paisaje pintados por Kirchner en los lagos de Moritzburg en los veranos de 1909 y 1910, aunque el estilo más anguloso y abigarrado de esta pintura nos habla de una etapa más tardía. Tanto las figuras como el paisaje son muy similares a los que aparecen en otras obras pintadas en Fehmarn en 1913, como Costa de Fehmarn, Laburnum o Bañistas en la playa, Fehmarn. La escena está enmarcada por un gran árbol que abarca todo el lateral derecho, mientras que en el izquierdo, captadas a vista de pájaro, un grupo de bañistas desnudas juegan en la playa. A causa del movimiento de la escena, Wolfgang Henze apunta la posibilidad de que no se trate de tres figuras sino de una, representada en varias posturas. Por otra parte, en La cala el movimiento agitado del paisaje, el abombamiento del horizonte y la aparición de un astro solar agrandado de forma irreal, junto a la utilización de un colorido antinaturalista, adquieren unas connotaciones cosmológicas. Por otra parte, la acusada diagonal ascendente de la costa y los trazos en zigzag de diferente tamaño con los que representa las dunas, incrementan la tensión de la escena.
Esta pintura plantea numerosos problemas de datación. Según las notas de Donald E. Gordon sobre este cuadro, que pudo consultar Peter Vergo, Kirchner había anotado en la página 69 del álbum de fotos número 3 de sus obras: «Goldregenbaum, 1917, 150 x 120, Frau Schlegel, Uttwil», lo que llevó al mencionado autor a considerar que se trataba de una obra basada en sus recuerdos y a fecharla en 1917. Tal y como apunta Peter Vergo, esta datación es prácticamente imposible, pues en ese año, en plena guerra, Kirchner se encontraba enfermo, sin poder incorporarse al servicio militar activo, y resulta impensable que en un momento de crisis el artista pintara un tema de bañistas desnudas en medio del paisaje. Por otra parte, Kirchner pasó el verano de 1917 en Suiza, alejado del mar, y no existe ninguna otra obra de bañistas fechada en ese año. Vergo se inclina a pensar que La cala debe fecharse en 1914 (aunque añadiendo un interrogante), por considerar que la composición es muy similar a la de la xilografía del artista — Playa y colinas, la cala, de 1913 o 1914 — y, además, su colorido y factura están más cercanas a las pinturas de 1914.
Paloma Alarcó