Verano en el Blue Ridge
La vívida descripción que ha hecho Barbara Novak de los artistas que utilizaron el tren como «una plataforma móvil desde la que inspeccionar el paisaje» nos proporciona una idea cabal sobre las excursiones artísticas que Hugh Bolton Jones realizó durante el verano del año 1873. Viajó en ferrocarril por Maryland y Virginia utilizando la vía férrea de Ohio y Western Maryland para explorar el paisaje y recoger material para sus cuadros. Jones habría aprendido a valorar los paisajes de estas regiones gracias a la publicación el año anterior del primer volumen de América pintoresca de William Cullen Bryant, que incluía varios ensayos ilustrados sobre Virginia y la escenografía de la cordillera del Blue Ridge.
Los cuadros que salieron de estas excursiones y que fueron expuestos en Baltimore en la exposición Charity Art del año siguiente recibieron críticas favorables, pero fue Verano en el Blue Ridge, expuesto en la 49.a Annual Exhibition of the National Academy of Design de Nueva York, el cuadro que estableció la fama del joven artista. Esta exposición fue considerada como una de las mejores que celebró la Academia, y el New York Evening Post alabó el cuadro de Jones, al que calificó como «una de las obras más brillantes pintada por los nuevos hombres o por los artistas que ahora están empezando [...] que por la frescura y belleza con la que trata su tema apenas puede ser superada». La pintura llamó también la atención de Clarence Cook, influyente crítico del New York Daily Tribune. Evidentemente, Cook no estaba familiarizado con la obra de Jones, si bien el artista había dado a conocer sus cuadros en las exposiciones que celebraba la Academia desde 1867. «Verano en el Blue Ridge del señor H. Bolton -escribió- es una amable pintura agradablemente compuesta que muestra los frutos de su estudio, y ello con un sentimiento natural. Si, como sabemos, el señor Jones es un joven artista, a partir de ahora cabe esperar mucho más de él; y esto es tanto más digno de creer cuando se trata de una obra primeriza».
Solamente en la revista del New York Times encontramos un atisbo de censura en relación al cuadro de Jones. Señala esta publicación que mientras Verano en el Blue Ridge suministró una representación muy fidedigna de la zona con un follaje figurado con notable cuidado y consistencia gracias a la utilización de un color puro y veraz, «el cuadro apenas parece tener la atmósfera suficiente. La distinción entre fondo y media distancia no ha sido suficientemente observada». Salta a la vista que eran las tendencias más progresistas del pintor -la amplitud de su concepción del paisaje que proviene de sus afinidades con los pintores de la Escuela de Barbizon (cuyas obras Jones pudo haber visto en su viaje a Europa del año 1870)-, lo que llamaba especialmente la atención de los críticos hacia esta obra. Por el contrario, aquellos elementos del cuadro que reflejan la influencia de los primeros paisajes americanos -más tarde Jones fue criticado por «el interés que demostró en pintar todas las minucias de la naturaleza, rasgo característico de la vieja Escuela del río Hudson»- son los rasgos de su pintura que los críticos consideran más discutibles. Dos años después Jones viajaría a Francia con su hermano estableciéndose durante algún tiempo en Pont-Aven, donde estrechó lazos con la pintura francesa.
El paisaje rural de Jones deja de lado definitivamente los sentimientos nacionalistas de la cosecha -a menudo identificados con el milenio- que encontramos en los paisajes de la Escuela del Río Hudson, concretamente en pintores tales como Frederic E. Church y Jasper F. Cropsey. Aunque el lienzo conserva el formato panorámico de los pintores de la Escuela del río Hudson, las figuras son mayores y toman una significación diferente. El granjero es un simple trabajador, no un emblema del pequeño terrateniente americano, puesto que a Jones le interesan más las actividades laborales concretas de los cosechadores que la importancia simbólica que adquieren dentro del paisaje pastoral.
Kenneth W. Maddox