Salida de la luna en las riberas del río Oise
El río Oise es uno de los temas favoritos de Daubigny. Instala un taller en Auvers-sur-Oise y, a partir de 1857, todos los años en primavera, recorre el río en su «Le botin» (unificado con página siguiente), en compañía de su hijo y discípulo, Karl. Corot se une a él de manera regular a partir de 1860. Ya Théophile Gautier señala en su abecedario del Salon de 1861: «Es verdaderamente una lástima que este paisajista, de sentimientos tan auténticos, tan acertados y naturales, se contente con una impresión y descuide hasta ese punto los detalles». Daubigny descompone el agua de una manera tan real y sutil que no tiene parangón ni en su época ni posteriormente.
Auvers se convierte en crisol pictórico de algunos pintores de gran prestigio: después de Daubigny, acuden al lugar Van Gogh y Cézanne, bajo la férula del doctor Gachet. El pueblo es su amarradero: «Daubigny es, probablemente, el primer artista que pinta completamente del natural sus cuadros de gran formato. El de Villerville-sur-Mer del Salon de 1864 fue, entre otros, ejecutado por entero al aire libre. Estaba pendiente del tiempo y se ponía a pintar en cuanto coincidía con la impresión que le quería dar al cuadro».
En el año 1874 le conceden la condecoración de la Legión de Honor, hecho que lo confirma como pintor oficial. En paralelo a estas prestigiosas distinciones, defiende incesantemente a Claude Monet ante su marchante oficial, Durand-Ruel, hasta el punto de que le impone una política de compras según la cual, por cada dos cuadros suyos que le entregue, Durand-Ruel tendrá que adquirir uno de Monet. El año 1874 es también el del nacimiento del Impresionismo, con la obra Impresión, amanecer de Monet, que figura en la primera exposición de los impresionistas, organizada por el famoso fotógrafo Nadar en abril y mayo en París.
Monet seguirá a distancia la trayectoria artística de Daubigny. Impresión, amanecer, de 1874, es posterior a la obra de Daubigny, Villerville, atardecer, de 1873, que se expone en Viena ese mismo año. Además, Daubigny mostrará en el Salon de 1874 un cuadro titulado El campo en junio con un tema de amapolas, denostado por la crítica y que incluso su amigo Corot considera demasiado incandescente.
Monet volverá a tomar este tema en Las amapolas, de 1882, obra que se considera como una de las más prestigiosas de la producción del pintor.
A partir de 1830, la pintura, aparte de la escuela de La Haya, con pintores como Mesdag, o la pintura inglesa, representada por Constable o Turner, queda reducida a la pintura de género. Las obras de la escuela de Barbizon y sus adeptos supone una renovación: al trabajar del natural, el taller deja de ser el centro de trabajo y se convierte en un accesorio práctico.
Para Daubigny, la representación de animales -patos, cigüeñas, vacas, corderos e incluso pavos- supone una presencia más natural que la de los seres humanos.
Daubigny, como algunos escritores del siglo XIX -entre ellos Baudelaire-, se sitúa en la transición entre el clasicismo y la modernidad. Se mantiene la arquitectura pero un nuevo hálito lo empuja hacia una técnica más ágil que le permite expresar emociones que no se podían desvelar antes de 1830, época en la que reinaba el Neoclasicismo. «No se puede uno equivocar con respecto a la hora en que pinta el Sr. Daubigny. Es el pintor de un momento, de una impresión». La pintura entra en una nueva era.
Anne Burdin-Hellebranth