Carrascal. Mallorca
Sargent visitó por primera vez Mallorca en el verano de 1908, y luego regresó en septiembre para una estancia más larga con sus compañeras de viaje, Eliza Wedgewood y Emily, hermana del artista. Se alojaron en Villa Son Mossenya, una vieja masía situada en el pintoresco pueblo de Valldemossa, en la montañosa región occidental de Mallorca. Eliza describió su experiencia en la idílica isla, que se prolongó hasta finales de noviembre, calificándola de «idealmente dichosa».
El autor conservó la obra Carrascal, Mallorca hasta su muerte. Se expuso por primera vez en 1948 y los críticos la alabaron por la «brillante expresión lograda mediante un entretejido de formas y colores», llegando a considerar que en ella Sargent hace su «personal recapitulación del Impresionismo». Pero según ha comentado Vernon Lee, Sargent no fue un impresionista; más que capturar los fugaces matices de la luz y el color, al artista le interesaba la realidad empírica de la naturaleza. Según ésta refiere: «Recuerdo que el profesor Geddes observaba que los bocetos alpinos de Sargent le hubieran permitido a cualquier geólogo apreciar la composición de las rocas y la manera en que sus formas habían sido modeladas por el agua, el hielo, el sol y el viento. Y eso que Sargent no era geólogo. Lo mismo ocurría sin duda con su representación de la vegetación. Estaba muy lejos de la complaciente fórmula impresionista que consistía en reproducir las cosas sin saber lo que eran».
Durante su estancia en Mallorca Sargent compone de nuevo a base de primeros planos de hojas y frutas en los que prácticamente desaparecen el horizonte o el cielo, recurso que ya había utilizado en los temas florales pintados en Broadway, Worcestershire, Inglaterra, en 1886. En Granadas, Mallorca, 1908 (colección particular), Granadas, 1908 (colección particular), Estudio de higuera, 1908 (colección particular), y Calabazas, 1908 (Nueva York, Brooklyn Museum of Art), así como en Carrascal, Mallorca, las formas de las frutas y de las hojas, aunque conservan su sustancia, se integran en una trama casi abstracta de pinceladas. En Carrascal, Mallorca se atisba un rincón de cielo en el ángulo superior izquierdo, y las plantas, que recuerdan el acebo, aparecen representadas mediante un rico claroscuro, mientras que las piedras de la tapia, que también se puede ver en Valldemossa: Granados, 1908 (colección particular), quedan reducidas a una caligrafía decorativa.
Kenneth W. Maddox