Conchas de mar
La prohibición de pintar de los nacionalsocialistas que pesaba sobre este artista perseguido por «degenerado» y las penurias de los primeros años tras la Segunda Guerra Mundial impidieron a Schmidt-Rottluff de manera casi absoluta pintar cuadros entre 1938 y 1947. Hasta 1945, sólo durante los viajes, lejos de Berlín, pudo atreverse a realizar en secreto, además de un puñado de cuadros, una serie de acuarelas y dibujos, sus «cuadros nunca pintados». Sólo tras ser llamado por la Escuela Superior de Arte de Berlín, cuando volvió a tener un estudio, surgieron nuevos cuadros. En los que realizó durante y después del bloqueo de Berlín de 1948-1949 es perceptible la situación de isla que adquirió la ciudad: en su entorno había muy pocos paisajes libres que inspiraran a Schmidt-Rottluff. A menudo sólo le quedaba la vista desde su ventana. En las naturalezas muertas de esos años también se revelan estas condiciones de estrechez, por ejemplo en una naturaleza muerta con los primeros puerros que llegaron por avión a la ciudad cerrada durante el bloqueo de Berlín de 1948.
De esta situación de opresión, que Schmidt-Rottluff soportaba tan estoicamente como los demás ciudadanos de Berlín occidental, salía el artista todos los años desde 1950 de viaje, primero a Hofheim en Taunus, y luego, desde 1954, al antiguo pueblo pesquero de Sierksdorf en la amplia playa del mar Báltico, perteneciente a la zona occidental. Allí realizó sobre todo acuarelas, dibujos y piedras talladas; pero pintó los cuadros mayoritariamente en Berlín. Evidenciando hasta qué punto era reducido el espacio vital allí, en las naturalezas muertas aparece una y otra vez el tablero con un corte semicircular de la misma mesita, que también puede apreciarse en la naturaleza muerta con conchas de mar. Ésta data de 1954, el último año de docencia del artista, que entonces ya contaba setenta años.
Al igual que para los paisajes berlineses, para sus naturalezas muertas allí realizadas Schmidt-Rottluff sólo disponía de un exiguo repertorio: macetas con plantas, libros, candelabros, su propia paleta, recipientes con utensilios para pintar, conchas y caracolas de mar que había recogido y guardaba desde hacía mucho tiempo. Ya en varias acuarelas pintadas clandestinamente en 1943 había representado conchas y caracolas de mar: en el cuadro de la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza adquieren un significado iconográfico. Su brillante acorde trino de rosa, verde cobre y naranja domina sobre las flores y hojas de la maceta, potenciado por el azul negro del fondo, los contornos verdes y los contrastes de colores complementarios. La reducción de las formas, el contorno y los contrastes, empleados de manera elemental, determinan el carácter lapidario del estilo del artista en su vigorosa obra tardía.
Poco después de su realización, este cuadro llegó, probablemente como regalo, a manos del escultor Richard Scheibe que, no estando perseguido entre 1933 y 1945, había ayudado varias veces durante esos años a los entonces denostados antiguos miembros del grupo Brücke, entre ellos también a Erich Heckel. Cuando después de la guerra Scheibe impartía clases junto con Schmidt-Rottluff en la Escuela Superior de Arte de Berlín, le representó en un retrato en bronce y en una pequeña plancha del mismo material. Esta naturaleza muerta recuerda dicha amistad entre artistas. Hace olvidar las duras condiciones en las que surgió y pone de manifiesto un valor que siempre ha sido uno de los más importantes de la naturaleza muerta: lo efímero de la existencia, aquí representado por una maceta con una planta que se mantiene con vida casi artificialmente y por la naturaleza ya «muerta» de las conchas de animales marinos extintos.
Heinz Spielmann