«Un cuadro es un pequeño mundo que debe bastarse a sí mismo», decía Pierre Bonnard. Y buena prueba de ello es este lienzo de dimensiones modestas y aspecto discreto, cuyos tonos apagados y serenos distan mucho de las destelleantes sinfonías en azul y oro pintadas por el artista en el sur de Francia. El Sena en Vernon perteneció a la galería Bernheim-Jeune, marchante del artista. Luego figuró en las importantes exposiciones que se organizaron en honor del artista: la que se montó en 1947 el Musée de l'Orangerie de París, y luego en la titulada Hommage á Bonnard, en la galería Bernheim-Jeune, en 1956. Este sereno paisaje es emblemático del cariño que el artista sentía por este rincón de Normandía donde decidió pasar una parte de su vida. Además, da fe de una inspiración continuamente renovada, que se nutre de un espectáculo cotidiano, en apariencia banal, pero que Bonnard observa con toda la atención y el entusiasmo que sabía poner en las cosas que lo rodeaban.

Siglo XXs. XIX - Pintura francesaPinturaÓleolienzo
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