Tríptico de la Piedad
El Maestro de la Leyenda de Santa Lucía toma su nombre de un altar con escenas de la vida de esta santa, que se encuentra en la Sint-Jakobskerk de Brujas. Perteneciente a la generación de pintores del último cuarto del siglo XV, en su producción se observan influencias de los maestros Rogier van der Weyden, Jan van Eyck, Hugo van der Goes y de Hans Memling. En la tabla central del tríptico del Museo Thyssen- Bornemisza se representa La Piedad, que se inspiró en la composición de una obra de Dirk Bouts de la colección del Musée du Louvre. El maestro copia el esquema de Bouts e introduce unas variaciones mínimas en la figura de la Magdalena, en el paisaje del fondo y en la cruz. A derecha e izquierda de la escena, se representa a los comitentes, a Adrienne de Vos con san Adrián y a Donas de Moor con san Donaciano, respectivamente. En las tres tablas hay un paisaje cuya línea de horizonte es el nexo de unión de los soportes. En las puertas exteriores del tríptico, en grisalla, aparecen san Pedro, con el libro y la llave, y santa Bárbara, con la palma del martirio y la torre.
Este pintor anónimo, conocido con el nombre del Maestro de la Leyenda de santa Lucía, fue contemporáneo de Hans Memling y ejerció su oficio en la ciudad de Brujas en el último cuarto del siglo XV. Su obra y su figura fueron estudiadas en la década de 1920 por Hulin de Loo y Max J. Friedländer. El primero lo identificó con el nombre de Maestro de 1480, fecha que figura en una de sus pinturas, y más tarde, por iniciativa de Friedländer, con el de Maestro de la Leyenda de santa Lucía, por los episodios de la vida de esta santa que aparecen en la Sint- Jakobskerk en Brujas. En su producción se percibe la huella de generaciones anteriores de pintores, como Van der Weyden y Van Eyck, así como la de Dirk Bouts, Hans Memling y Hugo van der Goes, junto con componentes españoles que han llevado a suponer que el artista tal vez viajó a la Península Ibérica. Su obra se organiza en torno a las tablas con la Leyenda de santa Lucía y de una Virgo inter Virgines del Musée d’Art Ancien de Bruselas. Entre los dibujos y pinturas que se le han atribuido se encuentra este Tríptico de la Piedad, que está considerado una de sus primeras obras.
En estas cinco hojas se representa, en la tabla central, La Piedad, enmarcada a la izquierda con san Donaciano, que acompaña a Donas de Moor, y a la derecha, san Adrián con Adrienne de Vos, segunda esposa de Donas de Moor. En las puertas exteriores, en grisalla, aparecen san Pedro y santa Bárbara. Los donantes de estas pinturas pudieron identificarse gracias a dos escudos que ocupaban los ángulos superiores derechos de las dos hojas interiores. Estos escudos, que fueron retirados hacia 1960 y que eran un añadido, los identificó Van den Bergen- Pantens. Donas de Moor desempeñó, entre 1447 y 1481, puestos relevantes en la ciudad de Brujas, fue tutor del hospicio de San Julián y fundador de un hospicio con su nombre. Él y su esposa donaron un altar para la iglesia de Santiago en Brujas, así como vidrieras, ornamentos y una pequeña capilla dedicada a san Donaciano y san Adrián, de donde puede proceder este tríptico. Acusado de confraternizar con Maximiliano de Austria, fue desterrado y falleció, en 1483, en los alrededores de Middelbourg.
San Donaciano, arzobispo de Reims, fue venerado en Brujas, donde sus reliquias fueron trasladadas en el año 803. Se le identifica por sus ropas de obispo y por la rueda con los cirios encendidos que se lanzó al Tíber para localizar su cuerpo, que había sido arrojado allí por sus perseguidores. San Adrián, mártir en el año 290, fue soldado en el ejército romano y se le identifica por su armadura, la espada y un yunque que alude al momento en que sus torturadores le rompieron sobre este instrumento los huesos.
La tabla central donde se representa la Piedad está inspirada, como se ha señalado, en un trabajo de Dirk Bouts de la colección del Musée du Louvre. El grupo central, con la Virgen, Cristo muerto sobre sus rodillas y san Juan, sigue el mismo esquema que en la obra de Bouts. Las únicas variaciones respecto a la pintura de Bouts se producen en la figura de la Magdalena, a pesar de que la postura es idéntica, en el paisaje y en la colocación de la cruz, que adquiere una mayor presencia en el tríptico por su proximidad al espectador. Por lo que respecta al paisaje que envuelve las tres escenas y que mantiene su continuidad a través de la nítida línea que marca el horizonte, se organiza con colinas suaves y masas de riscos junto a pequeños grupos de árboles.
La marca del maestro la encontramos en el brocado de san Donaciano, estampado con granadas, un motivo muy utilizado por el artista en otras composiciones, así como la forma en la que concibe y pinta el paisaje. Además, en la figura de la Magdalena se registran los rasgos más sobresalientes de la fisonomía de sus personajes: rostros ovalados donde los ojos se marcan con los párpados inferiores y superiores y se encuadran con cabellos largos y ondulados. En las grisallas de las puertas exteriores se representa a san Pedro, a la izquierda, con el libro y la llave, y a santa Bárbara, a la derecha, con la palma del martirio y la torre. Ambas están trabajadas como esculturas, se insertan en estrechas hornacinas y reposan sobre unas superficies pulidas que evocan unas sobrias peanas pétreas.
Este tríptico, que conserva su marco original, estuvo en la colección del baron de Beurnonville, París, en 1881, y se registró a principios del siglo XX en la colección de Joseph Spiridon. Ingresó en la colección Thyssen-Bornemisza en 1930.
Mar Borobia