Conservación preventiva

El área de restauración es responsable de la conservación de las obras que alberga el museo.  La conservación preventiva nace con el propósito de adoptar las medidas y acciones posibles destinadas a prevenir o minimizar los daños que puedan llegar a afectar a las obras de nuestro Patrimonio.

En el ámbito de la conservación preventiva, el área de restauración del museo asesora sobre las condiciones lumínicas y medioambientales con el fin de adecuarlas a las necesidades de conservación de cada objeto y garantizar su permanencia en las mejores condiciones posibles.

En esta línea, colabora con otras áreas para la creación de sistemas expositivos tanto para las obras y piezas de las colecciones permanentes como para aquellas en situación de préstamo, en las exposiciones temporales. Asesora, así mismo, sobre las condiciones necesarias para su traslado.

Entre sus cometidos se contempla la revisión y el mantenimiento periódico de las obras de las colecciones en las salas del museo ya sea en la exposición permanente o de las obras cedidas por otras instituciones y expuestas temporalmente, en las salas del MNTB, atendiendo, de esta manera, los requisitos acordados previamente con los prestadores, recogidas en el contrato de préstamo.

Restauradores realizando trabajos de conservación preventiva en salas

Para el control y seguimiento de las mencionadas colecciones se elaboran y actualizan los informes del estado de conservación de cada una de las obras. También se realizan los informes de viaje que son los documentos que acompañarán a cada una de estas obras durante sus desplazamientos para atender los compromisos de préstamos de la institución.

De un tiempo a esta parte se ha desarrollado una gran actividad con relación a los préstamos de obras de arte entre instituciones para las exposiciones temporales. Este hecho conlleva el traslado de los objetos fuera de su hábitat, sometidos a desplazamientos de mayor o menor envergadura. La figura del correo juega, aquí, un papel muy importante pues asume la responsabilidad de supervisar la manipulación, embalaje y transporte, así como la colocación o el colgado en el lugar de exhibición, vigilando que se cumplan las condiciones de protección, seguridad y medioambientales acordadas, según los criterios de la conservación preventiva.

El área de restauración supervisa el estado de conservación de las obras en préstamo durante los montajes y desmontajes de las exposiciones temporales, firma los informes de condición, que reflejan el estado en que ingresan en el Museo Thyssen e intenta resolver los problemas de conservación que puedan producirse dentro del marco de la legalidad establecido entre las instituciones que prestan sus obras.

Plan de actuación de la conservación preventiva

La revisión periódica de las obras del museo y el mantenimiento de salas.

Se realiza siguiendo un cronograma, repasando todas las obras del museo.  Se aplican estas mismas medidas de actuación en las obras de las salas temporales atendiendo a las peticiones acordadas previamente con los prestadores durante el periodo que dure la exposición.

El museo cuenta con personal cualificado que realiza estas labores de mantenimiento de salas y trabaja de manera metódica siguiendo el cronograma elaborado para tal fin. El equipo es conocedor de los materiales que constituyen las obras de arte y los sistemas adecuados para lograr su estabilidad, así como las técnicas de cuidado y limpieza que hay que emplear para los bienes patrimoniales.

Restaurador supervisando la superficie pictórica de las obras en las salas de la colección

Durante las revisiones y mantenimiento de salas, han de velar por el correcto estado de conservación de las obras y prever cualquier posible incidencia que pueda llegar a deteriorar o desequilibrar la conservación de las piezas.  No solo se hace cargo de las obras de las colecciones permanentes, sino, como hemos dicho, también de las obras prestadas para las exposiciones temporales.

Se elaboran protocolos y calendarios de actuación que se aplican periódicamente según las circunstancias de las actividades que se van desarrollando en el propio museo. 

Dentro de las tareas que se realizan se supervisa cada de una de las obras y se realiza un servicio de mantenimiento y de limpieza atendiendo a las características y materiales que componen las obras, así como las de los elementos expositivos.  Para el desarrollo de estos trabajos se emplean materiales específicos y contrastados con el laboratorio químico del museo que permiten realizar dichas labores sin interferir ni modificar las características de los elementos que constituye cada pieza expuesta.

Con los métodos de actuación de la conservación preventiva de las obras se intentan evitar o minimizar los posibles daños y deterioros.  Se desarrollan planes de revisión, control y mantenimiento periódico de las obras con el propósito de preservar el buen estado de conservación de las obras. La causa de estos males normalmente viene provocada por factores y agentes externos. Este plan de actuación cuenta con la ayuda y la implicación de otras áreas del museo como son:  el área de mantenimiento, de registro (movimiento de obras), seguridad (vigilantes de salas). Colaboran con la supervisión y vigilancia de las obras y notifican al área de restauración cualquier incidencia que se produzca.

Sistemas de protección

La protección de las obras es otra de las líneas de actuación de la conservación preventiva.

El acondicionamiento y mejora de los montajes de las obras, la instalación de protecciones, la colocación de estabilizadores para regular la humedad relativa, y la creación de cajas climáticas, son medidas necesarias que se adoptan para garantizar un correcto estado de conservación de las obras dentro y fuera del museo y durante sus traslados y préstamos a otras instituciones. 

Los conservadores- restauradores ante la detección de agentes de biodeterioro que puedan dañar las obras, pueden aplicar tratamientos para paliar sus efectos y, en el caso de préstamos externos, deben alertar a las instituciones o prestadores particulares y aplicar los mismos tratamientos que en las piezas de su patrimonio, si es requerido. Deben, además, llevar un seguimiento y control de estos para constatar su eficacia. El museo dispone de un espacio habilitado para realizar tratamientos de anoxia.

Restauradoras realizando labores de conservación preventiva

Las cajas climáticas

Protegemos nuestras obras 

Una de las medidas principales de protección de las obras en el área de restauración es la de creación de cajas climáticas herméticas.

Nuestro procedimiento es absolutamente respetuoso con el marco original, aprovechando éste como parte del sistema de aislamiento y permitiendo controlar el ambiente exterior con una finalidad de protección física, construidas con elementos totalmente reversibles y preservando así la integridad del marco.

Si en pintura de caballete el marco ha cumplido históricamente una doble función protectora y decorativa, para otro tipo de objetos artísticos el método clásico de protección es la vitrina. La caja climática, que podríamos describirla como la adaptación de la vitrina a la pintura de caballete, supuso un gran paso en la conservación preventiva de estos objetos artísticos.

Proceso de montaje en la elaboración de una caja climática
Caja climática realizada al díptico de "La Anunciación" de Van Eyck

Las cajas climáticas se desarrollan para aislar piezas de forma independiente y para responder a las necesidades de los traslados de las obras, con las variaciones ambientales que se pudieran derivar de ellos. Se trata de unos contenedores portátiles que pueden albergar la pieza con todos sus elementos pero que también pueden ser diseñadas para adaptarse al interior de los marcos, de manera que sean prácticamente invisibles para el público.

Para su construcción se cuenta como protección del anverso con la utilización de un metacrilato optium antirreflejos, que permite una visibilidad clara y sin distorsiones de las obras de arte exhibidas. En el reverso se introducen reguladores de humedad para crear una atmósfera estable y para finalizar, se inserta una trasera rígida como protección posterior.

Detalle del anverso de la obra de Corneille de Lyon "Retrato de Robert de la Marck, IV duque de Bouillon"
Imagen del montaje de la trasera de la obra de Corneille de Lyon "Retrato de Robert de la Marck, IV duque de Bouillon"

Las traseras

La cara secreta de las obras

El mantenimiento de las obras de arte requiere un especial cuidado. La conservación preventiva permite mantener y mejorar las condiciones intrínsecas de la obra protegiendo sus reversos.

En los reversos descubrimos una información adicional que permanece oculta para el público. En muchos casos encontramos documentación histórica que informa sobre la sucesión de propietarios o el recorrido geográfico de la obra, su historia. El reverso de la obra también nos aporta información sobre las intervenciones o condiciones de conservación que ha tenido un cuadro.

En el área de restauración se trabaja para proteger las condiciones tanto de su entorno, por los efectos que sobre ella pueden ejercer factores como la luz, la humedad, el polvo, la suciedad o una incorrecta manipulación, como en la protección de la documentación que contienen.

La primera medida es la de un correcto enmarcado para la conservación de la obra, mediante la incorporación de un cristal de protección antirreflectante para protegerla del deterioro causado por agentes externos, y facilitando, a su vez, las tareas de transporte y exposición.

Para ello se realiza un buen sellado y aislamiento de la pintura, nos ayudará a mantener bajo control las condiciones de temperatura y humedad.

La trasera se protege para evitar posibles golpes durante el transporte y traslado y de la humedad que pudiera transmitir la pared donde esté colocado. Generalmente se introduce una placa de policarbonato celular con protección U.V.  a medida que está compuesta por múltiples paredes muy finas, unidas entre sí por unos nervios internos, creando una estructura en forma de celdillas que le confieren unas características técnicas excelentes como aislante térmico, aportando rigidez y ligereza.

Para la documentación histórica en riesgo de pérdida se actúa mediante el encapsulado de las etiquetas para poder protegerlas proporcionándoles estabilidad y permanencia. Se utilizan cartulinas elaboradas con materiales pH neutro como soportes.

Trasera de la obra “Abstracción. Resplandor I”, 1921
Detalle de la trasera de la obra “Concha y viejo tablón de madera V”, 1926

El valor documental de las traseras y del reverso de las obras lo advertimos en la obra de Georgia O'Keeffe, que normalizó el uso de traseras de protección. Las hace de cartón industrial y con una abertura característica en forma de medialuna como asidera. Encontramos firmas, títulos y símbolos que identifican a la artista, como el monograma representado por las iniciales OK dentro de una estrella, así como etiquetas que aportan una documentación fundamental para el estudio de las obras y su recorrido. Los bastidores también aportan muchos datos de la obra puesto que incluyen anotaciones sobre la autoría, títulos, fechas o indicaciones sobre la técnica.

Trasera de la obra de O'Keeffe: Abstracción. Resplandor I, 1921

La importancia de la iluminación

La luz es una radiación electromagnética imprescindible para la vida que nos permite captar la información visual del mundo que nos rodea. Referido al ámbito del arte nos acerca a los colores, texturas y formas contenidos en cada una de las obras para posibilitar su disfrute o su estudio.

En el caso de salas de exposición es necesario contemplar estos aspectos y, además, ver lo que se nos muestra con suficiente nitidez. Debe ser adecuada para contemplar y permitir descubrir los matices, las texturas, los colores, es decir, la mayor información superficial posible, en un tiempo suficientemente corto para satisfacer la curiosidad del observador sin provocar una situación de indiferencia o estrés.

Desde el punto de vista del patrimonio, la luz es uno de los factores determinantes en la conservación pues puede ser el origen de un deterioro de carácter irreversible.

La luz tiene un factor directo en la degradación de las superficies que ilumina y por tanto sobre las obras de arte. Solo en la pintura al óleo, un exceso de iluminación provoca la oxidación de los barnices y los aceites secantes provocando una tonalidad amarillenta oscura que desvirtúa los colores reales de la obra, y en los pigmentos provoca su decoloración e inestabilidad. Por tanto, crear un control en la iluminación de las obras es fundamental para preservarlas lo máximo posible.

Medición mediante luxómetro de la intensidad lumínica

En su mayoría, las obras de arte de los museos se alojan en edificios históricos como es el caso de la colección Thyssen-Bornemisza, que está inscrita en el Palacio de Villahermosa, cuya distribución de la iluminación resultó un reto al tener que combinar luz natural que proviene de balcones y lucernarios, con luz artificial para proyectar y proteger las obras.

Nuestra colección está compuesta de diferentes materiales obras pictóricas, textiles, madera, collages, mobiliario, orfebrería en metal y cristal, cerámica o cuero por lo que la iluminación debe adaptarse a las diferentes peculiaridades de las piezas.

Las directrices sobre iluminación están basadas en los baremos recomendados por el ICOM y adaptadas a nuestras colecciones, por lo que un rango de 50 lux será aplicado a los materiales con soporte papel, textil, cuero o lacas, y hasta 150 lux para óleos y demás materiales inertes (metales e inorgánicos).

Restaurador con luxómetro midiendo la incidencia de la luz en la obra

A su vez, a través de luminarias insertadas en el techo mediante railes, conseguimos proyectar una fuente de luz con una inclinación aproximada de unos 30º frente a la vertical para evitar sombras, y desplazados unos 45º respecto al eje central de la obra para evitar reflejos en el caso de estar protegidas con cristal.

El número de lámparas usadas por obra oscila desde una única fuente de luz, hasta un máximo de seis, dependiendo de la extensión de la pieza a iluminar para no crear vacíos de intensidad.

Actualmente se ofrecen diseños de iluminación basados en tecnología LED (Light Emitting Diode). Con estos dispositivos semiconductores, se han conseguido aparatos que emiten una luz limpia, variable en intensidad y temperatura de color que los hace idóneos para iluminar objetos artísticos. La ausencia de radiaciones indeseables, el bajo consumo y la casi nula emisión de calor los hace interesantes para los museos.

El Museo Nacional Thyssen-Bornemisza ha optado por instalar este tipo de iluminación adaptándolo a las necesidades de cada zona a iluminar y adecuando los protocolos de control relativos a la posible influencia sobre su colección. Dado que se trata de dispositivos relativamente nuevos es necesario, aún, contar con un tiempo suficiente para evaluar los resultados reales establecido un seguimiento mediante controles de colorimetría, entre otras medidas.

Detalle en imagen rasante de la obra de Derain "El puente de Waterloo"
Estudios técnicos y restauraciones
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