La Virgen de la aldea
Durante los años del holocausto judío, Chagall pintó numerosas escenas religiosas de la tradición cristiana. En 1938, realizó una Crucifixión y poco tiempo después comenzó a pintar La Virgen de la aldea de la colección Thyssen-Bornemisza. En 1940, durante su refugio temporal en la localidad provenzal de Gordes, huyendo del amenazante avance nazi hacia Francia a través de Holanda y Bélgica, continuó trabajando en este ambicioso lienzo y repintó algunas de las zonas que ya estaban esbozadas. El cuadro no fue totalmente finalizado hasta 1942 durante la estancia del pintor en Nueva York.
En el estado final de la pintura, podemos contemplar una Virgen con el Niño en brazos y rodeada de ángeles músicos y cantores, acompañados por una vaca voladora tocando el violín, junto a una pequeña aldea. La Madonna, de escala monumental y vestida de novia, flota en el mundo de fantasía tan característico del pintor.
Paloma Alarcó