Fränzi ante una silla tallada
El estilo expresionista del grupo alemán Die Brücke, caracterizado por la simplificación formal y el uso arbitrario del color, encuentra uno de sus mejores ejemplos en el retrato de esta muchacha del barrio obrero de Friedrichstadt de Dresde. Protagonista de varios retratos de Kirchner y otros artistas del grupo, Fränzi aparece sentada en una silla, cuyo respaldo tiene tallada una figura desnuda de mujer. La joven nos mira desafiante con su rostro definido a base de gruesas pinceladas antinaturalistas de un intenso color verde, que contrastan con el carnoso tono de la silueta femenina que la enmarca. La frontalidad con la que se presenta ante nosotros pone en evidencia la herencia de modelos pictóricos de Munch, Van Gogh y Gauguin, así como del arte primitivo.
Fränzi ante una silla tallada es la más potente de todas las representaciones de esta muchacha y una de las obras más sugestivas de toda la producción artística de Kirchner. Una esquematizada figura de esta misma joven había sido utilizada en la portada del catálogo de la exposición del grupo Die Brücke en la Galerie Arnold de Dresde, celebrada en septiembre de 1910. Se trataba de una xilografía que Heckel había realizado siguiendo una obra de Kirchner. La utilización de esta modelo como imagen de la primera exposición verdaderamente importante del grupo y su constante aparición en numerosas obras de estos jóvenes artistas alemanes, entre 1909 y 1911, hacen de ella un verdadero emblema del arte expresionista del periodo de Dresde.
Fränzi, una niña de alrededor de doce años en el momento de posar, pertenecía al grupo de jovencitas del barrio obrero de Friedrichstadt que frecuentaban a los expresionistas y les hacían de modelos. Se la suele vincular con Marcella, otra muchacha que también aparece con frecuencia en las obras de esos años, que a veces es mencionada como su hermana y otras como una amiga. Kirchner la retrata de medio cuerpo y nos ofrece una representación subjetiva de la modelo lejos ya de los ejemplos tradicionales del género. Fränzi está recién peinada, se ha vestido para la ocasión con un traje estampado y lleva un enorme collar de cuentas azules. La joven descansa sobre el respaldo de una silla toscamente tallada (seguramente por el propio Kirchner), que a modo de sombra fantasmagórica, adopta silueta de mujer. Al contrario que Fränzi, esta figura aparece desnuda y está pintada, de forma intencionada, de color carne muy natural.
Nuestra atención se centra de inmediato en la cara de la niña, en la forma en que nos mira fijamente a los ojos. Se trata de la parte del cuerpo más elaborada, sus facciones están enmascaradas de forma antinaturalista con un color verde amarillento, con algunos toques rosas o azules y con pinceladas más gruesas que en el resto del cuadro. Resultan especialmente llamativos sus voluminosos labios, ligeramente entreabiertos y pintados en un color rojo intenso, que hacen que la totalidad del retrato se convierta en símbolo de la sexualidad que despierta.
La simplificación de las formas, la deformación expresionista y el uso arbitrario del color son propios del estilo de Die Brücke a partir de 1908, cuando los problemas formales pasaron a primer plano debido a la influencia de los fauves. La aplicación del color con pinceladas gruesas formando grandes superficies, delimitadas por líneas negras o por zonas de lienzo sin cubrir para acentuar la bidimensionalidad de la composición, hacen evidente —como señala Magdalena Moeller— la huella de Matisse, cuya obra se expuso en la Galerie Cassirer de Berlín en 1909. Por otra parte, la frontalidad de la figura nos remite a modelos pictóricos de Munch, de Van Gogh y, sobre todo, de Gauguin.
También se percibe en este retrato la influencia del arte primitivo del museo etnográfico de Dresde, abierto al público en marzo de 1910. El propio Kirchner escribía retrospectivamente que «[en este museo] encontré los travesaños tallados de los nativos de las islas Palao, cuyas figuras mostraban exactamente el mismo lenguaje formal que las mías». Cercana al arte tribal es también la decoración del estudio de Kirchner, que tiene el retrato como fondo. El mural, realizado por el propio artista con unos desnudos femeninos muy esquematizados sobre un tono verde intenso, es frecuente en otras obras suyas. También podemos vislumbrarlo en una fotografía que el propio Kirchner hizo de Fränzi junto a un muchacho en su estudio de Dresde, en la que la joven aparecía repantigada sobre unos almohadones tirados por el suelo y una mirada bastante provocativa.
Paloma Alarcó