El Paraíso
En diciembre de 1577 un fuego iniciado en la planta baja del palacio de los dux de Venecia originó cuantiosas pérdidas en la decoración, muros, techos y mobiliario de varias dependencias, afectando drásticamente a la estructura misma del conjunto. Ante este dramático incidente se pensó en la posibilidad de demoler el tradicional edificio gótico y levantar en su lugar uno nuevo. Sin embargo, tras una serie de discusiones, prevaleció la opinión de restaurar las estructuras góticas afectadas y renovar la decoración interior. Entre las salas que resultaron dañadas se encontraba una de las más emblemáticas: la sala del Gran Consejo. Este ámbito de grandes dimensiones, que hoy resulta por sus proporciones uno de los más espectaculares y majestuosos del conjunto, era el lugar de reunión del Consejo, cuyos miembros, patricios venecianos, llegaron a superar el millar en el siglo XVI.
En esta sala del Consejo, que era donde se legislaba y se elegía a los miembros de las magistraturas, se optó en su renovación por un techo plano articulado por marcos con vistosas molduras en altorrelieve en las que se insertaban las pinturas. Este mismo esquema se eligió para el friso que recorre los dos inmensos laterales de la habitación, donde se embuten las pinturas con los retratos de los dogos. El tema que se eligió para decorar las paredes de la sala fue la glorificación de Venecia, representada a través de una serie de episodios militares. En el techo destacan tres inmensos lienzos: el central, rectangular, de Jacopo Tintoretto, donde se representa la ciudad de Venecia ofreciendo una corona de laurel al dogo Nicoló da Ponte; está flanqueado por otros dos ovalados donde Veronés interpretó una alegoría de Venecia y Palma el Joven pintó Venecia, coronada por la Victoria, recibiendo a las provincias sometidas. Para sustituir el antiguo fresco de Guariento, de hacia 1365, afectado por el fuego, la comisión encargada de supervisar y establecer la nueva decoración organizó un concurso que pudo ser convocado en 1582. El tema era «una gloria de los bienaventurados en el Paraíso». Entre los pintores que concursaron se encontraban Francesco Bassano, cuyo boceto se conserva en el Ermitage de San Petersburgo; el Veronés, cuyo diseño pertenece al Musée des Beaux-Arts de Lille; Palma el Joven, del que se guarda una composición en la Pinacoteca Ambrosiana de Milán; y Tintoretto, quien probablemente compitió presentando una pintura que está hoy en el Musée du Louvre. La comisión adjudicó el encargo a dos artistas de estilos muy diferentes, Veronés y Francesco Bassano. Sin embargo, la muerte del Veronés, en 1588, y el hecho de que Francesco Bassano no hubiese emprendido el trabajo en la fecha de su fallecimiento, hicieron que el encargo recayera en manos de Tintoretto, que contaba en esas fechas con setenta años.
Nuestro lienzo, considerado autógrafo por los estudiosos de Tintoretto, encaja con dificultad dentro del proceso de sustitución del primitivo fresco de Guariento, ya que presenta, en cuanto a su composición, mayor parecido con el lienzo final realizado por el hijo de Tintoretto, Domenico, que con el boceto conservado en el Louvre, en el que las figuras se disponen en anillos. Las teorías que se han apuntado para colocarlo dentro del proceso creativo de Tintoretto han sido varias. Para Schulz, habría formado parte, junto con el boceto del Louvre, de un proyecto inicial datado a mediados de la década de 1560, época en la que Tintoretto compitió con Zuccaro para reemplazar, antes del incendio, el fresco de Guariento. Para Pallucchini y Rossi, el boceto del Louvre corresponde al modelo presentado por Tintoretto para la sustitución del fresco hacia 1564, mientras que el lienzo de nuestro museo habría sido el presentado por Tintoretto al concurso. La última teoría, basada en las similitudes entre el lienzo final y este boceto, sostiene que el óleo del Museo Thyssen-Bornemisza fue la nueva propuesta de Tintoretto para la decoración del testero tras el fallecimiento de Veronés, independiente del diseño con el que compitió al principio. Siguiendo las bases del concurso, la composición se centra en la Coronación de la Virgen, inspirándose en el Paraíso de Dante. Tintoretto coloca, entre nubes, ángeles y querubines, bienaventurados y distintas jerarquías religiosas. El gran lienzo tiene como foco la escena de la Coronación de la Virgen, que ocupa una posición central en la parte superior de la tela, siendo la paloma del Espíritu Santo el eje de esta compleja composición. Este grupo central, en el que Cristo alarga su mano, inclinándose hacia delante para colocar la corona a su Madre, emerge, entre cabeza y figuras, sobre el intenso color amarillo de un rompimiento de gloria. Tintoretto va insertando su conjunto de figuras de este Paraíso, flotando entre nubes y estrellas y ordenándose en suaves líneas curvas.
Mar Borobia