Amazona de frente
Manet plasmó en sus cuadros las experiencias de la gran ciudad y los tipos urbanos de su época, como el dandy, la parisiense chic o la amazona. El compromiso del artista enlaza con la práctica de Gustave Courbet, que con sus protagonistas de diversos estratos sociales y escenas cotidianas abrió el camino al realismo y la modernidad. Amazona de frente tiene un posible antecedente en Mujer en traje de montar a caballo (La Amazona) de Courbet, hacia 1855-1859 (Nueva York, The Metropolitan Museum of Art), en la que se representa a la figura en tres cuartos de riguroso negro, con indumentaria muy detallada, sobre un fondo en el que están abocetados el cielo y el follaje, al igual que haría Manet en nuestra pintura.
La técnica de Manet progresaría hacia pinceladas amplias y sueltas, con un tratamiento de la luz cercano al impresionista y una reducción a lo esencial. Según las palabras del propio artista en la época en la que trabajaba en Amazona de frente, “la concisión en el arte es una necesidad y una cuestión de elegancia. […] Busca las áreas esenciales de luz y sombra en una figura y el resto encajará”.
La Amazona de frente ha sido vinculada en ocasiones a una serie incompleta sobre las cuatro estaciones que Édouard Manet pintó en los dos últimos años de su vida, e identificada como el verano. Sin embargo, su primer biógrafo, Edmond Bazire, señala que el artista nunca llegó a pintar las obras dedicadas al verano y al invierno. El formato se corresponde con el de La Primavera (1881) y El Otoño (1882), para las que posaron las actrices Jeanne Demarsy y Méry Laurent respectivamente, vestidas a la moda del momento. La Primavera tuvo una excelente acogida en el Salón de 1882 que el artista quizás aspiraba a repetir con Amazona de frente.
Según las anotaciones en el inventario que se hizo a la muerte del artista, esta obra estaba destinada al Salón de 1883. Este mismo documento también proporciona datos sobre la retratada, en este caso anónima para el público: se trata de la hija de una librera de la rue de Moscou, que más tarde Adolphe Tabarant identifica como Madame Saguez, cuyo establecimiento estaba muy cerca de la casa del artista. También indica que el traje de amazona fue prestado por Emmanuel Gallard Lépinay, un amigo pintor. No se trataría por tanto de una amazona auténtica, pero sí estaría pintada del natural y con una mujer real como modelo, condición indispensable para Manet, y vestida a la moda, una seña de modernidad que el artista reivindica en la estela de Baudelaire.
Manet trabajó este mismo motivo en otras dos pinturas que estuvo realizando los últimos meses de su vida, con variaciones en la pose y el encuadre, en las que avanzó de manera desigual. La Amazona de frente, a pesar de estar inacabada, es quizá con la que más lejos llegó, y la única amazona que se incluiría en la gran exposición celebrada un año después de su muerte en la Escuela de Bellas Artes de París.
Clara Marcellán.