La Ludwigskirche en Munich
Bajo el pórtico de la iglesia de St. Ludwig una multitud se agolpa ante una procesión religiosa. La escena, ocurrida a pocos metros del apartamento de Kandinsky, fue esbozada por el artista en uno de sus cuadernos de fines de 1908, junto a anotaciones precisas de color.
Desde 1904 Kandinsky se había interesado por la pintura puntillista de Signac, tal como se observa en sus cuadros de “cuentos”, pintados entre 1905 y 1907. La presente obra retoma las pinceladas en forma de gema y el fondo oscuro de aquellos, pero con un colorido vibrante y arbitrario derivado de Matisse y de los pintores fauves, cuya obra pudo contemplar en París entre los años 1906 y 1907. Ahora bien, Kandinsky se aleja de sus colegas franceses al establecer un fuerte contraste entre las pequeñas manchas de color -muchas de ellas libres de referente- y el fondo negro, confiriendo al cuadro una cualidad abstracta-decorativa.
JAL
La Ludwigskirche en Múnich representa la parte inferior de la fachada principal de la iglesia de St. Ludwig (construida entre 1829 y 1840), uno de los edificios más importantes de principios del siglo XIX, obra del arquitecto Friedrich von Gärtner (1792-1847). La iglesia se encuentra no muy lejos de la Ainmillerstrasse de Schwabing, el «barrio bohemio» de Múnich, en el que Kandinsky alquiló una vivienda-estudio en septiembre de 1908. Es probable que pintara este cuadro en el otoño de ese mismo año. En la página 61 de un cuaderno de apuntes de pequeño formato que utilizó durante 1908-1909 hay un dibujo preparatorio a lápiz muy parecido a la composición final. Sólo se diferencia de ésta en que las figuras del primer plano están separadas más claramente en grupos y en que el artista se ha situado algo más alejado de la iglesia, ofreciéndonos una vista más amplia de la parte derecha de la fachada. En el dibujo figuran también varias indicaciones de color: «rojo» y «rosado» por encima del pórtico, «verde», «violeta» y «azul» por debajo de los arcos, así como diversos comentarios sobre el tratamiento de las sombras. No cabe duda de que para Kandinsky el marcado contraste de los valores tonales del cuadro era tema de considerable importancia y deseaba tenerlo bien claro en la cabeza antes de coger los pinceles.
En la ejecución definitiva de la composición, una abigarrada multitud -se supone que de fieles- se congrega en el porche. Los estandartes que se ven por debajo del arco central y el grupo de sacerdotes con sus vestiduras amarillas parecen indicar que se trata de una procesión para celebrar una de las grandes festividades eclesiásticas. La aplicación de la pintura y los colores como gemas recuerdan los cuadros de «cuentos» de la época inmediatamente anterior de Kandinsky, entre 1906 y 1907, en los que suele representar escenas rusas, ejecutados bajo la influencia del Neoimpresionismo francés. En su primera época como pintor, a Kandinsky le interesó mucho la teoría y la práctica del Neoimpresionismo. En su tratado De lo espiritual en el arte (1911), hace referencia al ensayo de Paul Signac D'Eugène Delacroix au Néo-impressionnisme, la declaración teórica más importante de los objetivos de la pintura neoimpresionista, mientras que ya en 1904, en la décima exposición de la asociación de artistas «Phalanx» de Múnich, había incluido una serie de cuadros de pintores franceses modernos, entre ellos de Signac y de otros artistas neoimpresionistas.
Sin embargo, en La Ludwigskirche en Múnich, la deslumbrante luz del sol sume el porche en profunda oscuridad, confiriendo a la pintura una calidad abstracta decorativa que supone una novedad en la obra del artista de aquella época. El manejo de los pigmentos y los intensos valores tonales denotan igualmente el impacto de Matisse y de los pintores fauves, a los que Kandinsky tuvo la oportunidad de estudiar en París durante su prolongada estancia en la capital en 1906-1907.
Como muchos de los estudios de paisaje y pinturas en pequeño formato de su primera época, este cuadro no figura en las listas de obras escritas a mano por el propio artista. Sin embargo, los críticos -entre otros Will Grohmann en el suplemento del catálogo razonado de la obra de Kandinsky- siempre lo han admitido como auténtico.
Peter Vergo